La música andina colombiana (MAC) ha hecho un aporte enorme
a la historia del país no solo por lo que ha contado sino por toda la
trayectoria que ha tenido como forma de expresión popular y académica, pero
también es cierto que se han creado imaginarios y conceptos asociados a la
búsqueda de identidad nacional, que ciertamente le han hecho daño, que la ha
ocultado de miradas más abiertas incluso globalizadas que otras músicas tienen
hace tiempo. Sobre ese tema es que hoy quiero referirme, como siempre, dejando
claro que son expresiones subjetivas, abiertas constantemente al dialogo y que
no pretenden ofender a nadie en especial, solo expresar una idea suelta.
La MAC en su modalidad vocal tiene canciones dedicadas a una
multiplicidad de temas (como cualquier género musical), pero hay un tema al
cual se le canta con muchísima frecuencia: al país, y su realidad (geográfica,
política y de contexto), ya que por las connotaciones culturales que son
generadas por ser un género de música tradicional, este se fundamenta en
conceptos de identidad, lo que la facilita (la MAC) como herramienta de
expresión de sentimientos musicalizados alrededor de un tema que ya resulta
casi redundante dentro de lo andino colombiano.
Para escribir esta entrada realicé una pequeña búsqueda de
las obras inéditas presentadas en festivales del género, encontrando una
reiterada intención de “cantarle al país” y en varias encontré algunas características
particulares de escritura e ideas expresadas que generan cierta sospecha y en
algunos casos certeza, que fue compuesta solo con el fin de presentarla a X
festival para que gane, acudiendo a lo que puede denominarse “Patrioterismo”
porque busca por medio de palabras y frases exacerbar un “sentimiento patrio”
pero con argumentos poco profundos, cierto facilismo e ideas obvias, donde se
descubre que más que un momento de inspiración de creación musical y literaria,
la obra fue escrita para “ganar” un premio. Todo lo anterior, resulta
reprochable, porque en mi criterio hace que se pierda el sentido de componer,
de hacer arte, de crear desde un género musical que desde sus inicios ha
narrado la historia del país. Esto hace daño a la imagen de lo que es no solo
la música andina colombiana como tal, sino a los festivales, porque queda en el
ambiente que se ha perdido la profundidad y que esto es premiado por quienes
juzgan las obras en concurso.
También, hay otro aspecto que va muy de la mano con el
“patrioterismo” y es un defecto que tenemos tanto intérpretes, compositores,
periodistas y amantes de la MAC. Es que
en ocasiones, por querer defender este género musical se cae en creerse
“guardianes del conocimiento”. Porque se ha ido construyendo cierto concepto de
purismo, argumentado desde una lógica muy local. Y sin duda ese es uno (de
muchos) de los motivos del apartamiento de la música tradicional de la región
andina en contextos más comerciales y abiertos. Es un apartamiento de las lógicas
integradoras y abiertas a nuevos aportes que otras músicas ya experimentan. Esto
se ve reflejado en lo cerrado de los festivales y del pequeñísimo círculo de
público conocedor del tema en que este género musical tiene. Si bien las redes
sociales y la virtiualización de la música han contribuido a abrir el espectro,
no se puede negar que aún hay visiones que insisten en términos como “rescatar”
y “conservar”. Incluso el concepto de denominar todavía a la música de la
región andina como la Música Colombiana, muestra ese “patriotismo” sesgado y
dañino que hay dentro de este género.
Como conclusión quiero hacer la invitación a no temer tanto
a propuestas nuevas, a decir cosas diferentes a lo que siempre se ha dicho, a
seguir escribiendo la historia desde la música pero para un mundo globalizado,
donde son millones quienes hacen músicas tradicionales, en cualquier parte del
mundo. Que no nos cueste lo nuevo, a reconocer que no somos los únicos y que
tampoco somos dueños de una expresión cultural que cambia como cambia la
sociedad misma. Hay que seguir haciendo y escuchando música andina colombiana,
con todo lo que nos llega y con todo lo que tenemos por aportar.