miércoles, 30 de octubre de 2013

CONSTRUIR CIUDAD DESDE EL ARTE

Hace más o menos un año y medio llegué a vivir a Armenia por motivos laborales ajenos a la Música Andina Colombiana (MAC), mi anhelo era vincularme rápidamente en las dinámicas culturales de la ciudad, pero con tristeza encontré que en esta ciudad capital de un departamento donde hay muchas personas cercanas de la música andina colombiana y otras artes, el acceso a las manifestaciones culturales era muy poco para la cantidad de personas, y el potencial de artistas que hay aquí.

Al principio, pensé que faltaban espacios físicos donde se puedan realizar eventos de difusión cultural, cuando los encontré, pensé que había un problema en la divulgación de los eventos, cuando me di cuenta que no había mucho de donde escoger, después creí que eran pocas las instituciones que le apostaban a la cultura en la capital del Quindío.

Pero en los últimos días, descubrí un problema de fondo que me dejó mucho más preocupado, a partir de algo nefasto para una ciudad como esta. Hace poco más de un mes me enteré que en Armenia las artes no son carreras profesionales y menos licenciaturas, resulta que los estudios en bellas artes de la Universidad del Quindío están clasificadas como educación no formal. Lo que significa que para las instituciones académicas, estatales y culturales el arte no es algo serio, que merezca profesionalizado por ser algo inferior, sin importancia y esto es una característica de pre-modernidad, lo cual es muy grave, porque en una ciudad capital de un departamento en pleno siglo XXI las artes tienen que ser entendidas como fundamentales en la construcción de ciudad y de desarrollo social, económico y cultural.    

Pero aquí el problema no solo reside en una universidad, radica en un proceso histórico de desconocimiento de valor del arte en la construcción de ciudad, y eso no tiene nada que ver si esta es grande o pequeña (argumento que algunas personas esgrimen para evadir la problemática) radica en reconocer no solo el talento que existe en este departamento sino que saber que el arte enriquece los procesos de desarrollo de cualquier contexto.


Para terminar, quiero hacer un reconocimiento a todos los artistas que conozco aquí en Armenia, que son talentosos y que buscan abrirse campo de distintas formas sin contar con mucho apoyo de instituciones públicas que deberían hacerlo. Ya que no cuentan con una entidad que los certifique en la ciudad y por eso se ven obligados a irse, lo cual no siempre es malo, pero estoy totalmente seguro que hay talentos que se están perdiendo por instituciones que creen que esta ciudad no necesita artistas profesionales, que aporten a construir ciudad. Así mismo también quiero hacer un llamado desde aquí a: instituciones, gestores culturales, artistas plásticos, teatreros, músicos y gente en general que le preocupe la situación aquí mencionada, a asociarse para buscar salidas y pensar una ciudad donde el arte sea reconocido desde su valor inmenso en la formación intelectual y social de cualquier sociedad. 

miércoles, 21 de agosto de 2013

FESTIVAL BANDOLA, UNA FIESTA POPULAR


Después algunos años de recibir invitaciones de distintas personas para ir al Festival Bandola, este año asistí para corroborar los comentarios que había recibido desde hace años, ya que me contaban que  por múltiples aspectos este festival era algo único en el medio de la Música Andina Colombiana (MAC). Y precisamente hoy deseo expresar los elementos más relevantes de un festival que me sorprendió por los conceptos implícitos que aparecieron en distintas dimensiones. 

Quiero empezar por el elemento que en mi criterio es más valioso del festival, es el concepto de fiesta popular que se percibe en cada espacio, pero especialmente en el ambiente fraterno y carnavalesco que se vive en la “Plaza de la Concordia” donde las músicas colombianas son el punto de encuentro y el motivo para disfrutar de todo lo emocional y artístico que mueve el Festival Bandola. Dicho concepto implícito de fiesta popular, cuenta con el hecho que todos los eventos del festival son gratuitos, lo que ha contribuido a que la gente de Sevilla sea cercana al festival, cosa que no pasa en todos los festivales y concursos de MAC, ya que para nadie es un secreto que en algunos eventos la población local se siente excluida porque no hay nada donde puedan ir a conocer sin tener que pagar. Y que el Festival Bandola tenga esta mirada integradora es un gran aporte y una lección para muchos otros espacios que procuran difundir la MAC.

Hubo un evento que me impresionó por lo innovador dentro del mundo de la MAC, y fue el alegre y emotivo “Carnaval de Abrazos” donde participantes del festival, organizadores, niños de colegios, grupos musicales, entre muchas otras personas hicieron un recorrido por las calles de Sevilla, con disfraces, música y mucho color, mientras que turistas y especialmente ciudadanos del municipio veían y aplaudían ese derroche de imaginación y conciencia que las músicas tradicionales son para toda la población.

Otro de los aspectos que llamó poderosamente mi atención, es el numeroso público joven en los eventos realizados, ver una Plaza de la Concordia atestada de jóvenes, y de distintas edades, tiene que decirnos que las músicas colombianas si pueden llegar a muchos públicos, que solo falta tener espacios que convoquen a quienes solo quieren bailar o compartir sin necesidad de saber mucho, porque cada vez más los festivales de MAC se vuelven eventos para público especializado. Pero el Festival Bandola lleva una cantidad de propuestas de muy buen nivel y distintas tendencias, a todos por igual, lo cual considero que es un acierto inmenso, para formar nuevos públicos.   

Después de percibir y analizar muchos espacios, discursos, símbolos y conceptos construidos por el Festival Bandola, busqué profundiza,r analizando a las personas que encabezan la organización, y evidenciar que el Grupo Bandola tiene un discurso que es totalmente consecuente con todo lo que pasa por el festival, y si se mira más allá, este discurso está expuesto en sus canciones, porque son canciones para todos, historias cotidianas, picarescas, canciones que encuentras en cada esquina de Sevilla. Y entonces se descubre que el Festival Bandola es una extensión de toda una forma de pensar, que viene desde hace 30 años y que desde hace 18 se hizo festival.   


Para terminar, no solo quiero reconocer públicamente el aporte a la difusión de las músicas colombianas realizadas por el Festival Bandola, sino hacer énfasis en las lecciones que están dando para otros espacios de la MAC, porque lo que se está haciendo en Sevilla no solo es digno de divulgar, sino que es una necesidad latente, para ver más gente, más diversidad y más carnavales al calor de la MAC. 




jueves, 13 de junio de 2013

SOBRE DIAPASÓN EN ACUARELAS

Hoy, quiero compartirles mis impresiones sobre un trabajo musical que me ha sorprendido por una carga innovadora dentro de la Música Andina Colombiana (MAC) que contiene múltiples aspectos estéticos que son los que precisamente deseo compartir con cada lector.

Estoy haciendo referencia al trabajo musical que lanzó como solista, el compositor Luis Fernando Hermida, (recordado en los últimos años, por ser el guitarrista del grupo OÍ). Hay que decir el maestro “Lucho” es un compositor que ha sido ganador en varios festivales de MAC con obras inéditas como “Canción de Luna” o “Al caer el Sol” solo por mencionar dos.

En su trabajo llamado “Diapasón en Acuarelas” encontramos sus composiciones interpretadas por múltiples cantantes de distintos géneros, con un nivel vocal alto que no solo permite disfrutar de composiciones musicalmente muy bien hechas, sino de unas interpretaciones totalmente consecuentes con la idea que se pretende dar a conocer. Cantantes del nivel y reconocimiento de: Maria Olga Piñeros, Luz Marina Posada, Juan Consuegra, Gustavo Adolfo Rengifo, Alejo Garcia, entre muchos otros que han hecho de “Diapasón en Acuarelas” un producto artístico realmente atractivo.

En el párrafo anterior mencioné el término producto artístico, porque el propio Luis Hermida así lo concibió, porque la parte musical está cuidadosamente hecha, ya que el trabajo está dividido en tres momentos: “De Amores y Desamores”, “De Fé y Esperanza” y De Búsquedas e Incertidumbres” lo cual marca un proceso de composición y de formas de expresarse artísticamente distinto a lo tradicional. Adicional a eso, “Diapasón en Acuarelas” cuenta con un aspecto que para mi resulta innovador, toda vez que tiene todo un trabajo estético a partir del dibujo en acuarelas de cada canción, como una parte del producto artístico. Las acuarelas fueron realizadas por Mariana Leyva, artista plástica residente en Barcelona, España.

“Diapasón en Acuarelas”  es una introspección en las nuevas tendencias de la MAC, ya que hay guabinas, valses, pasillos y bambucos, con sonoridades diferentes, pero con la esencia de los ritmos andinos. Y esto es muy importante para los nuevos aportes a una MAC, que se resiste a ser encajada en contextos estáticos de quienes que creen que una construcción cultural puede estar sometida a marcos conceptuales tradicionales e inamovibles.


Por todo lo anterior, celebro productos artísticos hechos con tanta innovación, y a la vez con un conocimiento de género que pocos tienen tan claro, lo que sin duda es lo que ha permitido hacer de “Diapasón en Acuarelas” un trabajo diferente que invita a ser conocido en profundidad.  

miércoles, 27 de marzo de 2013

UN CAMINO QUE SE INICIA


Estar durante tres días compartiendo en el Primer Congreso De La Música Andina Colombiana me han dejado unas inquietudes, perspectivas y conclusiones que hoy pretendo compartir en esta entrada.

Para iniciar, deseo reconocer la importancia de un espacio académico donde la Música Andina Colombiana (MAC) se repiense, revise y reconozca como una construcción cultural del país, en la cual cabe el aporte de distintas disciplinas para hacer una lectura diversa de un género musical. Dentro de ese proceso de repensarse, es fundamental la crítica constructiva sobre las debilidades y conceptos que a lo largo de la historia se han elaborado, y que muchos de ellos necesitan una revisión desde los cambios socioculturales contemporáneos. Y el congreso de MAC permitió ese tipo de críticas, debido a que dan pie para que en un proceso más largo se generen cambios en muchos aspectos que a la luz de una revisión interdisciplinar resultan conflictivos.

Así mismo, el congreso fue la oportunidad de revisar las distintas poéticas de la MAC, porque sin duda, una de sus grandes fortalezas es la diversidad. Y poder escuchar a compositores como los maestros Jorge Velosa, Gustavo Adolfo Rengifo, Luis Fernando Hermida, o Luz Marina Posada le permitieron a los participantes ver distintas posibilidades de escritura y composición que a un intérprete  le resulta fundamental para su proceso de avance dentro de la MAC.

Fueron muchos los aspectos dentro del congreso que llaman la atención por su pertinencia para la actualidad de la MAC (Producción, investigación social, difusión, entre otros) pero sin duda, el elemento más valioso de un espacio como este, es la socialización que se da entre participantes, organizadores y conferencistas donde se empiezan a tejer redes de información interdisciplinar que son la oportunidad para seguir construyendo un género musical muy representativo en la historia de la Nación.

Para concluir, quiero exaltar que el Primer Congreso de Música Andina Colombiana abrió las puertas para continuar una reflexión más allá de los festivales, dado que quedaron temas por tratar y temas por discutir, porque el debate que se presentó fue la formalización a nivel académico de muchos comentarios que se presentaban en conversaciones casuales  que por años solo se presentaban en los pasillos de los festivales y concursos de MAC, pero que nunca habían sido estructurados y puestos en un escenario común.

Por todo lo anterior, celebro el éxito en todos los aspectos del Congreso de Música Andina Colombiana, porque se cumplió no solo con una necesidad sino con un sueño de los diferentes actores que tiene la música tradicional de la región andina colombiana.

martes, 5 de marzo de 2013

CONTRASTE: UN FESTIVAL QUE NACE Y UN CONCURSO QUE SE ACABA


Esta entrada quiero dedicarla a unas emociones generadas por algo sucedido durante este fin de semana. Primero, quiero compartir la alegría de ver surgir el festival Pedro Morales Pino en Cartago, Valle del Cauca. Un festival bien organizado, donde se respetó a los músicos, el nivel de los participantes fue altísimo, un encuentro de ambiente fraternal y con posibilidades de compartir en todo momento, ya que no hubo concurso, además que tuvo unos espacios formadores de público, entre otros aspectos que me llamaron mucho la atención, y que hoy pretendo compartir. Lo segundo, es una preocupación porque se confirmó  un rumor que desde hace un par de semanas algunos comentaban, es el cierre de la fundación Luis Carlos González encargada de realizar el Concurso Nacional del Bambuco de Pereira, por lo tanto, con el cierre de la fundación se acaba un concurso que por 21 años fue uno de los más representativos de la región.

Quiero iniciar con el maravilloso Primer Festival de MAC Pedro Morales Pino, un espacio donde se le rindió homenaje a quien fue y será, sin duda, uno de los músicos más influyentes del siglo XX en Colombia, necesitaba que le rindieran un homenaje y mejor aun, en su pueblo natal. Esto creó un nuevo espacio para el crecimiento de la MAC (Música Andina Colombiana). Fue un festival con una organización perfecta, donde hospedaron a los músicos en un hotel donde daba gusto ir, por la atención y por el sitio mismo, cosa que no pasa siempre, ya que en algunos festivales a quien peor tratan es al artista, quien es finalmente el corazón de un encuentro musical. Así mismo, tener un presentador con el conocimiento y con la conciencia de difundir de manera didáctica la MAC como el maestro Jairo Rincón, fue algo muy acertado porque de manera pedagógica presentó a cada propuesta. También, concluir el festival en un espacio abierto de entrada libre, reviste un componente fundamental para atraer nuevos públicos, y fue tan productivo este ejercicio que el público dejó asombrados músicos, expertos y personas que allí llegaron a ver este nuevo espacio, por su excelente comportamiento, incluso con un silencio en la interpretaciones que no se ve en festivales con más tradición donde el público aplaude o habla mientras el artista aun está interpretando. Este fue uno de los componentes que más me llamaron la atención, porque esto motiva a seguir generando espacios así, ya que la gente respondió.      

El segundo tema que quiero plantear, es mi enorme preocupación por la cancelación definitiva del Concurso Nacional del Bambuco Luis Carlos González, por que sin duda alguna, acabaron con una de las tradiciones culturales contemporáneas del eje cafetero, también con un concurso donde los nuevos intérpretes de la MAC empezaban a hacer su carrera, casos como los de Niyireth Alarcón o Carolina Muñoz, dan cuenta de la escuela que estaba haciendo el concurso, que hoy por motivos tan extraños, como confusos cierra sus puertas. Además que se pierde la posibilidad de mantener viva la obra del Poeta Bambuquero, ya que sus versos en cada concurso se repetían de distintas formas e interpretaciones y que ahora quedarán solo en grabaciones, porque acabaron la posibilidad de hablar de Luis Carlos González a partir de bambucos, con la diversidad y particularidad que un concurso de MAC le puede dar. Es un pérdida grave para la red de festivales de este género musical que necesita más espacios y con el fin del Concurso Nacional del Bambuco Luis Carlos González, como lo conocemos se le da un golpe a la música de la región andina colombiana.

Desde este espacio quiero invitar a los gestores de la cultura en Pereira, a las instituciones y a todo aquel que le duela la MAC a que se genere otro espacio, pero Pereira no se puede quedar sin un festival, porque tiene público, infraestructura y músicos para poder hacerlo.

Para terminar, deseo hacer un llamado tanto a los organizadores del festival Pedro Morales Pino, como a quienes desean hacer otro festival en Pereira. Hay que seguir trabajando por la MAC para formar más público y que nuestros músicos sigan descubriendo el valor de la música andina colombiana. 

martes, 26 de febrero de 2013

RECLAMO A LOS MEDIOS MASIVOS

La entrada de hoy, quiero dedicarla a expresar públicamente algo que me molesta y que me preocupa como amante y defensor de la música andina colombiana (MAC). 

Deseo expresarme en contra de la “caribización” del país en la que los medios masivos de comunicación nos tienen sumidos, donde, si se analiza con detenimiento, solo los compositores del Caribe colombiano son recordados, por ejemplo, este año se cumple el sesquicentenario del natalicio del maestro Pedro Morales Pino y el centenario del  gran maestro José A Morales. Y en ningún medio masivo hemos escuchado palabra alguna al respecto, mientras que en el año anterior se hizo todo un homenaje en emisoras, programas de televisión, artículos de prensa, y demás, al maestro Lucho Bermúdez, que si bien es muy merecido, por todo el aporte que realizó a las músicas colombianas, también es cierto que no pasa lo mismo con los compositores de la zona andina colombiana, especialmente con el maestro José Alejandro Morales que es en mi criterio el compositor más importante de las músicas colombianas. 

Si bien el Caribe colombiano es muy importante por sus músicas y en sus construcciones culturales, también hay que decir que actualmente en Colombia estamos en un nivel de exposición de la cultura costeña que llega  a la saturación, incluso, podría decirse que en ocasiones pareciera querer opacar las otras zonas del país, negando la diversidad, que para mí es la mayor riqueza colombiana. Y darle tanta importancia a una sola zona va en contra de cualquier idea de unificación para algún día podernos pensar como Nación. 

Primero, ¿Por qué reclamar el reconocimiento para el maestro Pedro Morales Pino? Él,  fue quien escribió el primer bambuco a en pentagrama (Cuatro Preguntas), lo cual marca un punto muy importante para la historia de la música nacional, adicional a eso, es denominado como el papá de la Bandola andina, porque hizo la adaptación para la música andina colombiana de este instrumento con origen europeo, y esto son solo dos argumentos (expuestos rápidamente, sin mucha profundidad) más que válidos para que se haga un despliegue igual al del maestro Lucho Bermúdez, ya que ambos fueron grandes protagonistas de la historia de las músicas colombianas. 

Y ¿Por qué exigir más reconocimiento para el maestro José Alejandro Morales? Porque es sin duda fue el compositor más importante de las músicas colombianas, por la versatilidad de sus composiciones, porque fue el primero en hacer denuncia social por medio de músicas tradicionales, solo hay que escuchar El Corazón de la Caña y Ayer me Echaron del Pueblo para entenderlo.  Así mismo, una de sus obras es una de las más insignes del repertorio latinoamericano, que ha sido interpretado por los más reconocidos artistas del continente, es el caso de Pueblito Viejo, que estoy seguro que todos los colombianos (por lo menos en la zona andina) la hemos escuchado alguna vez en la vida. Y este gran maestro el 19 de Marzo cumple el centenario de su natalicio, y los medios masivos no lo han mencionado siquiera, y a cambio recibimos más y más propuestas musicales y culturales del Caribe colombiano, como si ya fuera poco el que hemos conocido. 

Para terminar, reclamo porque quiero ver en los medios masivos más músicas colombianas, deseo conocer sobre nuestros olvidados llanos orientales, también sobre la desconocida Amazonia  y sobre el resto de este país que tiene una diversidad cultural y biológica inmensa, y que nosotros mismos estamos ocultando.