martes, 22 de diciembre de 2009

100 CANCIONES DEL FESTIVAL MONO NUÑEZ


Esta semana una amiga me regaló un compendio musical que desde principios del año había pensado comprar, pero por diferentes motivos no compré pero gracias a un detalle que nunca olvidaré hoy lo degusto lentamente y después de haber escuchado con muchísima atención las 100 canciones tengo algunas apreciaciones que hacer.


Sin lugar a dudas es un excelente trabajo de recopilación, que realmente es un esfuerzo grandísimo que más que recopilación es una selección minuciosa de solo 100 de las muchísimas canciones que se han interpretado y grabado en el festival más importante de música andina colombiana. En dicha selección se reconocen claramente las dos tenencias existentes en los aires andinos colombianos de los que tanto se ha mencionado en este blog, lo cual es apenas normal ya que son 35 años del festival donde hay una transición de lo “tradicional” a lo “contemporáneo” y precisamente el gran valor que tiene para los amantes de la música andina colombiana este trabajo, ya que en esas 100 canciones uno encuentra desde duetos tradicionales como Mejía y Valencia hasta grupos (de esos que no se olvidan por su aporte a la música contemporánea) como Guafa Trío, Palos y Cuerdas o Carolina Muñoz. Lo cual no solo hace recordar sino que al mismo tiempo permite leer la historia de la música andina colombiana en los últimos 30 años.

En esta selección he encontrado versiones de canciones que me han dejado anonadado toda vez que encontré nuevos elementos, como es el caso de una canción instrumental que me gusta bastante “San Pedro en el Espinal” en versión del grupo caldense Saxofonía, o "Ayer y Hoy" vals interpretado por la siempre grande Niyireth Alarcón, de la misma forma que me alegró versiones que marcaron una época o que marcaron por su estilo de interpretación, y como valor agregado hallé el nombre de una canción instrumental que me encanta pero que no había podido saber cuál era su nombre y ahora sé que se llama Ríete Gabriel. Todos hallazgos permiten ver que ha sido un trabajo importante de búsqueda de buenas interpretaciones que de alguna manera han marcado los aires andinos colombianos.

Pero creo que no todo puede ser alabanzas a diestra y siniestra, es importante hacer críticas desde una perspectiva muy personal, pero no es con ánimo destructivo son más unos cuestionamientos que pueden ser resueltos en otras ediciones de este tipo de recopilaciones.

La crítica reside en que considero que faltan propuestas como las de “Música para El Pie Izquierdo” “Luz Marina Posada” que han hecho un valioso en las transiciones de la música andina colombiana, así mismo creo que fueron muy cortos con intérpretes como Niyireth Alarcón, ya que solo hay una canción en su magnífica voz, mientras que con el dueto Mejía y Valencia, que con todo respeto no son lo suficientemente talentosos para que se hayan publicado 3 canciones, mientras que se omitieron duetos con mejores propuestas musicales cómo puede ser el caso de los Hermanos Calero, que marcaron un nivel muy importante en la música andina colombiana, y que para mi sorpresa no los encontré por ningún lado, o duetos como Lluvia y Rocío y Las Zurronas. También estimo que se quedaron cortos con la obra de un gran grupo como Bandola, ya que solo hay una canción y no es de la del repertorio que hace de Bandola uno de los grupos preferidos por muchos de los asistentes al Mono Núñez.

Pero tampoco se trata ahora de demeritar una recopilación musical tan valiosa, es más ojalá tengamos más frecuentemente este tipo de obras en el mercado para poder hacer difusión de un género musical que a veces es tratado injustamente por desconocimiento.

viernes, 18 de diciembre de 2009

DE LO TRADICIONAL A LO CONTEMPORÁNEO


En múltiples ocasiones se ha mencionado aquí la tendencia tradicional y la tendencia contemporánea en la música andina colombiana, pero nunca se ha analizado realmente la transición entre una y otra, por lo tanto hoy se intentará ampliar un poco mi visión al respecto.


No se puede entender la música andina colombiana como algo quieto o que empezó las transformaciones hace un par de décadas, no, los aires musicales colombianos vienen cambiando desde sus inicios, cuando pasaron de ser “Cantos Patrióticos” que acompañaron la revolución comunera y el proceso independencia, a evolucionar cuando aparece el bambuco como tal, y la incorporación de duetos y estudiantinas a principios del siglo XX.

A lo largo de dicho siglo la MAC (Música Andina Colombiana) desarrolló diferentes transformaciones, pero en la década de los 50 se generan unos cambios valiosísimos por cuanto que hay una internacionalización de la propuesta musical que en ese momento se denominaba “música colombiana” por ejemplo, no fue coincidencia ni gratuito que Brigitte Bardot grabara el bambuco picaresco “El Cuchipe” en video, (http://www.youtube.com/watch?v=05XLmMxw1l8). La connotación que esto tiene es que una mujer con reconocimiento internacional en furor en ese momento, decidiera interpretar una canción colombiana significa que a nivel internacional había un difusión importante del folclor andino colombiano, y la respuesta al porqué de este avance radica a que en la década de los 50 hubo un progreso tecnológico en Colombia, toda vez que bajo la presidencia del General Rojas Pinilla se introduce la televisión al país lo cual se convirtió en una herramienta de difusión muy valiosa, además que iba de la mano con el desarrollo de la radio ya que venía haciéndose desde 1923. Con dos instrumentos de difusión tan importantes, la producción musical colombiana tenía muchas posibilidades de expansión internacional y si a esto se le agrega que en ese periodo de la historia la música tradicional no competía con otros géneros musicales como posteriormente sucedió con el bolero en la década de los 70 y de ahí hacía arriba tuvo que competir con diferentes géneros. Todo lo anterior construyó lo que algunos llaman la época de oro de la MAC por el contexto en el cual se desarrollo.

Sustentados en la mencionada evolución de los años 50, la MAC sigue su proceso de construcción echando mano cada vez más de los recursos que llegan al país como es el caso de la fusión con otros géneros musicales, implementación de instrumentos no tradicionales dentro de la MAC y un mejoramiento ostensible de la calidad de las voces que interpretaban los aires andinos colombianos que sin lugar a dudas configuraba unas de las grandes debilidades de los grupos de la denominada época de oro ya que los duetos más representativos de esa época (Garzón y Collazos, Silva y Villalba, los Hmnos. Martínez, entre otros) no tenían conocimientos técnicos en las formas de interpretación vocal, es precisamente en este aspecto donde se marca una diferencia que fácilmente se percibe con los duetos contemporáneos aunque también hay diferencias en lo musical lo vocal es lo que poco sabemos de música apreciamos llanamente.

Todo lo anterior explica el porqué los cambios en la música de la zona más grande del país (esto no implica que sea más o menos que las otras regiones de Colombia) no es algo desligado de las transformaciones sociales del contexto político, económico y cultural del mismo, sino que la MAC es un medio por el cual se expresan los cambios, no es un fin debido a que el país no cambia para poder transformar su música. Por lo cual siempre se estará sujeto a evoluciones que darán cuenta del movimiento de las formas de vida y de las realciones con el exterior.

jueves, 10 de diciembre de 2009

AUGE DE LAS MÚSICAS COLOMBIANAS

Hoy quiero plantear un tema algo espinoso y que pudiera generar controversia aunque el objetivo no será ese, el fin es hacer análisis de algunas manifestaciones de ciertos géneros de las músicas colombianas.

Recuerdo que hace tres años cuando fui por primera vez al Festival Mono Núñez me llamaba mucho la atención como muchos de los asistentes al festival de la plaza (evento de asistencia libre en la plaza del pueblo, donde todos los grupos que asisten al festival tocan para el público allí agolpado) bailaban con gran destreza la muisca del sur del país, ritmos como sayas, bambucos sureños, sanjuanitos, entre otros, pero un año después este auge se disminuyó notablemente, pero a su vez surgió un interés por la propuesta musical del pacífico colombiano, entonces era fácil ver bailar a muchos de esos asistentes que antes bailaban la música del sur, ahora gozaban con Currulaos, Bundes y otros ritmos de la costa pacífica.

Esto me lleva a pensar en la posibilidad que esto sea cuestión de moda, por lo efímero del interés, además si se analiza el furor en que el que está la música del pacífico a partir de propuestas como las de Chocquibtown o festivales como el Petronio Álvarez que en el presente año logró una participación de público no solo afrodecendiente multitudinaria, interés que no se había generado antes y de un momento a otro muchas personas despertaron su encanto por esta zona del país y por sus manifestaciones culturales. Una de las posibles explicaciones para dicho fenómeno es que en los últimos años se ha construido el concepto de afrocolombianidad desde la igualdad, lo cual ha generado que la música del pacífico sea interpretada y bailada no solo por gente de esa zona sino por gente de todo el país, lo cual es supremamente valioso y necesario para el folclor del país, pero lo importante es que sea algo que perdure que realmente se sostenga en el tiempo y que no pase como el auge de la música del sur del país, que la “fiebre” duro unos 6 años aproximadamente.

Hay algo que tiene a favor la música del pacífico sobre otros géneros folclóricos, que sus ritmos dan la facilidad de bailar lo cual ayuda al proceso de masificación popular por medio de la difusión en los medios de comunicación más fuertes, toda vez que es innegable que la música que se puede bailar tiene más acogida que la que es un poco más difícil de hacerlo, es más, de esta manera fue que el vallenato tuvo la aceptación en la zona andina colombiana, toda vez que propuestas musicales como las de Carlos Vives acercaron las formas de bailar propias de la costa atlántica al interior del país. Y lo mismo está sucediendo en la actualidad en el auge de la música del pacífico ya que el ritmo “pegajoso” que invita a bailar ayuda despertar el interés por ese tipo de propuestas musicales.

Ahora bien, la pregunta que surge es: ¿Cuándo será el periodo de auge de la música andina colombiana? O ¿Será que ya pasó, fue la que algunos llaman “La Edad de Oro”, la de los años 50? La época de Silvia y Villalba, Garzón y Collazos y los Hermanos Martínez, porque si es así es necesario hacer una difusión lo suficientemente masiva para mostrar que hace mucho tiempo se pasó de esa época, y que sin lugar a dudas hoy en día se hay propuestas muchísimo mejores que en “La Edad de Oro”, sin decir que esa época fue mala, sino que la música andina ha avanzado instrumental y vocalmente lo cual es necesario mostrar, ya que se están haciendo propuestas que responden a la realidad urbana del país, tomando en cuenta obviamente algunos de los aspectos más relevantes del campo colombiano.

Entonces, que interesante es ver que las músicas colombianas se están difundiendo a través de diferentes formas explotando sus potencialidades, pero es importante sostener dicha difusión no solo por moda sino por mostrar las representaciones culturales actualizadas que responden a los cambios del país, para intentar que se deje de ver el folclor autóctono como lo antiguo y que solo trae remembranzas de un pasado que no volverá, no, es necesario entender el folclor desde sus transformaciones contemporáneas.

lunes, 30 de noviembre de 2009

ARTE INSTRUMENTAL

Dentro de la Música Andina Colombiana (MAC) hay dos líneas musicales, la vocal, de la cual se ha hablado en múltiples ocasiones y la instrumental sobre la cual pocas veces se ha escrito algo dados mis pocos conocimientos de dicha línea, con esto no estoy diciendo que soy un erudito en la línea vocal, para nada, sino que conozco un poco más toda vez que hay una afinidad entre lo que uno entiende más fácil sin necesidad de conocer mucho sobre música.


Ahora bien, en el presente post se va analizar un poco la línea instrumental dado que tiene un aporte fundamental dentro de la MAC, por cuanto representa unos imaginarios no expresados vocalmente, sino que es una abstracción de ideas representadas en unas notas musicales que representan la subjetividad del autor y que pueden ser interpretadas por quien las escucha de forma totalmente diferente a las intenciones del compositor, allí reside precisamente la riqueza de escuchar música instrumental ya que se puede interpretar de manera subjetiva según los estados de ánimo de quien escucha. Además como se mencionó en otro post, en la música instrumental se encuentran compositores realmente virtuosos porque son capaces de expresar ideas sin modular palabras e utilizan la música como herramienta creadora de símbolos.

Sin lugar a dudas, en la MAC hay compositores y grupos que logrado transmitir unas ideas a partir de propuestas musicales llenas de colores y matices que oxigenan y actualizan las construcciones musicales, tal es el caso del Maestro León Cardona quien hizo un aporte valiosísimo ya que introdujo unos elementos con los cuales innovó lo que se había hecho hasta el momento en la MAC. Así mismo existen grupos que generaron un avance muy significativo toda vez que incorporaron fusiones de corte urbano, sustentado en el aporte que hicieron otros géneros musicales que se empezaron a escuchar gracias a la apertura económica que como bien se sabe trajo detrás la unas culturas que tuvieron aportes positivos y negativos para la música nacional, pero para el presente Post van a ser entendidos como positivos.

Algunos de esos grupos son Guafa Trío (Bogotá), Ensamble Tríptico (Bogotá), Acentos (Caldas), Palos y Cuerdas (Boyacá), entre otros grupos han realizado un trabajo excepcional en pro de una actualización cultural a través de la música de la región andina, que permiten leer en sus propuestas musicales unos cambios culturales del país. Del mismo modo el aporte hecho el año anterior por la Filarmónica de Bogotá cuando hicieron unas adaptaciones de la MAC para una orquesta filarmónica e incorporaron instrumentos autóctonos al esquema de su propuesta musical, y esto construyó una fusión muy interesante, además que tuvieron una acogida en el público pocas veces vista en la MAC ya que fueron ganadores de un premio Gramy por sus ventas, lo cual es muy importante porque esto debe ser entendido como una posibilidad de difusión de un género que desafortunadamente no tiene mucha acogida en los medios de comunicación. Quizás una crítica que alguien podría hacer a lo realizado por la Filarmónica de Bogotá, es que tomaron un repertorio de la MAC de los años 50 y omitieron canciones instrumentales contemporáneas. Pero es innegable el gran aporte que hicieron para la difusión de un género que pareciera estar en el olvido por muchos.

Para finalizar hay que decir que la MAC instrumental es un componente fundamental para desarrollo cultural ya que motiva al estudio académico de la música y a fusionar con responsabilidad es decir que es mezclar cualquier ritmo sino los que puedan tener puntos de encuentro con las construcciones musicales nuestras.

lunes, 23 de noviembre de 2009

NIÑOS EN LA MÚSICA ANDINA COLOBIANA

Hoy, quiero abordar un tema que tiene 2 posibilidades de expresión, el tema son los niños en la música andina colombiana, y las perspectivas son: 1. Canciones dedicadas a los niños, y los discursos que allí hay implícitos y 2. Niños que interpretan música andina colombiana, así mismo descubrir algunos elementos de análisis.


Deseo empezar el análisis con un vals muy tradicional, Ojalá No Crecieras interpretado por los Hermanos Martínez, es un cantó a la ternura e inocencia de la infancia en cual se hace una pequeña descripción del proceso de crecimiento biológico y de los sufrimientos que a cada individuo le han de tocar expresados en la vejez, es un canto nostálgico donde la frase “Cuanto diera porque no crecieras” es el eje central de una mirada conservadora, por detener el proceso obvio, (en la mayoría de los casos) perspectiva que resulta es normal en la medida que muchos lo han pensado para los niños que llegan a un mundo tan caótico como el actual, pero pensar en que alguien por más que se quiera no crezca es negarle la posibilidad de acceder al mundo, pero sin entrar en profundizaciones innecesarias para una canción que tampoco lo hace mucho es un error, solo puede entenderse como un vals tradicional que responde a las concepciones de la época en la que fue escrita, la Colombia de mitad del siglo XX.

Ahora expondré brevemente un bambuco que tiene unas connotaciones políticas muy interesantes ya que “Daniela”, compuesta por Guillermo Calderón, toda vez que son los cuestionamientos que se hace un padre para responderle a su hija sobre algunos de los problemas sociales del país, Pobreza y Guerra, y es precisamente allí donde reside el valor político de dicho bambuco en la medida que se cuestiona por lo que pasa en el contexto en que se vive y no solo se habla de los sentimientos que se generan por el nacimiento de una niña en este caso, sino que está planteando dos problemas sustanciales que aquejan al país, además hay que mencionar el lenguaje de la canción es en términos urbanos, aunque si bien al principio describe un contexto rural, más adelante plantea un espacio urbano cuando dice “¿por qué otros niños viven bajo la tierra?...” aunque alguien podría plantearlo como una contradicción porque la mencionada.

Para terminar la primera parte, quiero mencionar que la canción ganadora como obra inédita en el pasado Festival Mono Núñez “Al caer el Sol” de Luis Fernando Hermida, es dedicada a una niña precisamente, lo realmente valioso de dicha canción es que está referida totalmente en términos urbanos lo cual demarca la transformación cultural del país expresada en la música andina colombiana. Resulta imposible hablar que de las canciones compuestas por la maestra Luz Marina Posada, dado que tiene un sentido crítico impresionante, ya que canciones como “Quiero darte un Mundo Nuevo” es la representación de cómo los niños cambian las visiones del mundo, y de allí se justifica transformarlo - el mundo- para hacer felices a quienes precisamente son la motivación para hacerlo.

El segundo tema para abordar, es la forma de interpretar de los niños en la música andina, primero que todo es fundamental que haya niños que estén cantando la música de dicha zona del país ya que se continua con la tradición oral, además de incentivar nuevas formas de composición e interpretación y encuentros como Mateo Ibarra Conde que se hace en el marco del Festival Mono Núñez o el concurso Colombia Canta y Encanta que se realiza en Medellín, entre otros festivales y encuentros infantiles del género, son el mejor de los espacios para apoyar los nuevos talentos toda vez que se vuelven escuelas donde el compartir experiencias es el elemento fundamental para poder motivar a los niños a que hagan música andina colombiana.

Pero hay algo que me llama poderosamente es ver los atuendos con los que muchos niños se visten para cantar, algunos niños se visten de campesinos cuando son niños de un contexto urbano, lo cual desde mi perspectiva es un problema que hay dentro de la música andina colombiana, ya que al vestirse así reproducen un pensamiento rural lejano a sus vivencias, y que no ayuda a que los niños se vean reflejados en dicho género sino que lo hagan por conservar unas costumbres rurales que ya no se tienen, pero tengo que aclarar que los concursos y encuentros nada tienen que ver en dicha visión ya que no hay una norma que obligue a vestirse de una forma o la otra.

La invitación que hago desde aquí es que se siga apoyando a los niños que cantan pero que se les motive a dejar las representaciones rurales para que la música andina colombiana pueda avanzar más rápido en una visión urbana del folclor.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

FUSIONES QUE ACTUALIZAN EL DISCURSO

A principios de este año encontré una propuesta musical andina colombiana, que me llamo muchísimo la atención por su innovación en el esquema del grupo como tal, ya que es una propuesta relajada y algo desparpajada, lejos de la propuesta cuadriculada tradicional ya tan típica en el género.

Este interesante grupo se llama Ensamble Oí, y como se mencionó anteriormente ellos realizan una propuesta aparte de ser musicalmente muy buena, generan una transformación dado que variaron las formas de interpretar ciertas canciones que son clásicas dentro del género andino colombiano, pero que han tenido muchos intérpretes en diferentes épocas, canciones como “Cuatro Preguntas” o “Bambuco Lunar”, Oí les ha dado un aire nuevo al presentarlas, es más, por una de estas propuestas específicamente por su versión de “Un tiple y un Corazón” bambuco de José A morales fue que llegué a ellos.

El grupo tiene el esquema básico de tiple, guitarra y un solista, pero la diferencia es en la forma de interpretar con alegría y descomplicados, además que en sus composiciones como “La niña de la Flor”, “En mi piel” o “El abrazo apreta´o” hay una temática nueva de carácter urbano, no solo en la letra, sino en las fusiones ya que “En mi piel” tiene fusiones con pop, lo cual es un cambio en los imaginarios de la música andina colombiana, toda vez que se le da una mirada más comercial, lo creo que es necesario ya que tristemente este género por ponerse a avanzar académicamente se alejo de la gente del común y este tipo de fusiones de fines comerciales lo que hacen es tratar de difundir lo que se está haciendo, para quienes desconocen la actualidad del folclor colombiano.

Hay otro elemento que hace de Oí un grupo que se preocupa por la difusión de la música andina colombiana, ya que es uno de los grupos que tienen más videos y crónicas publicados en el portal www.youtube.com, además de tener un video con formato especial y todas las características de un video comercial del bambuco “En mi Piel” lo cual considero fundamental para el cambio de mirada hacia el exterior que irradia la música andina colombiana contemporánea.

No se puede omitir que Oí fue el ganador de la última versión del festival Mono Núñez, lo importante de ellos para el desarrollo de la música andina colombiana es ver la relevancia que la mencionada propuesta musical haya ganado el festival más importante del género, por cuanto significa que la visión de quienes califican lo que se hace, está respondiendo a las necesidades comerciales y de expansión que necesita la música andina colombiana, donde la nueva tendencia es comprendida como una manifestación de las transformaciones sociales, políticas, económicas y culturales del país. De esta manera hay un alejamiento cada vez más evidente de las visones nostálgicas narradoras de las dinámicas rurales propias del contexto cultural del país a mediados del siglo XX.

Es por todo lo anterior que celebro que haya propuestas musicales contemporáneas dentro de la música tradicional de la zona andina colombiana, que inviten y difundan un nuevo pensamiento lleno de fusiones bien hechas, con letras alegres y versiones de clásicos con un toque especial que da gusto escuchar, GRACIAS Oí… Un Abrazo Apreta´o

sábado, 7 de noviembre de 2009

¿QUÉ HACER CON LA BANDERA?

Continuando con el análisis de lo vivido en el Concurso Nacional del Bambuco Luis Carlos González, quiero hacer mención de un hecho que para muchos puede no tener trascendencia, pero que para otros puede ser un irrespeto a los símbolos patrios, y fue lo sucedido al finalizar la interpretación del bambuco Mi País de Guillermo Calderón, por parte del conocido dueto Mejía y Valencia, cuando uno de los miembros del dueto tiró la bandera de Colombia hacia el techo en una aparente exaltación a la patria, pero hay varias interpretaciones que se pueden dar al respecto, dado que tirar uno de símbolos nacionales hacía arriba como cualquier otro pedazo de tela genera mucho que discutir a favor o en contra. Y es precisamente sobre ese tema, por la posibilidad de distintas interpretaciones que se le pueden dar que quiero discutir un poco hoy.


Quien tira la bandera hacia arriba podría decir que es una forma de expresar su sentimiento de amor patrio, después de una canción que habla del país, en una estrofa que defiende lo colombiano cómo:

Es un canto de Selva rugiente y plena
Que no se deja, que no se deja
Cuando la Vida hay que defenderla,
Es sonrisa de Niño, Ciudad, Vereda
Sudor de Hombre, Mujer que espera
Mi Patria toda, es Colombia entera.

Pero para quien lo observa y analiza detalladamente el resto de la canción  puede significar algo totalmente diferente toda vez que  ve ese mismo bambuco como una crítica al los problemas sociales de Colombia como se aprecia en:

Oh, mi País… algo que llevas dentro
Te hace morir a fuego lento;
Cuando vuela en pedazos cada Ciudad
Cuando el veneno blanco se va esparciendo
Cuando en tu nombre reina la impunidad
Cuando tus Hijos van desapareciendo;
Como duele… oh, mi País…

Y siguiendo este segundo sentido de la canción no habría porque celebrarla tirando la bandera al aire, además que surge el cuestionamiento, ¿Es la bandera del país un pedazo de tela que se puede tirar hacía cualquier lado, por más alegre que se esté y por más que se quiera a la patria? En mi visión no, creo que es un símbolo patrio y como tal hay que respetarlo, por lo tanto no debe ser implemento para juegos sin importar el fin de los mismos, es más, esto me lleva a plantear algo que hace mucho tiempo he venido pensado y es que en Colombia no se respetan los símbolos patrios, el caso más sencillo es ver el comportamiento de las personas cuando escuchan el himno nacional, en múltiples ocasiones se les ve cantar con displicencia o hacer cosas diferentes cuando este suena, para verlo solo basta ver un partido de futbol por televisión y ver el comportamiento de jugadores y comentaristas deportivos durante el himno nacional.

Volviendo al tema inicial, creo que la bandera representa un símbolo de lo colombiano, -ya que no se puede hablar de una identidad nacional en el país, porque esta no se ha logrado construir- y por lo tanto hay que respetarla y no debe ser tratada como un objeto más. Además creo que respetar los símbolos patrios es un deber del ciudadano, obviemente no lo estoy exponiendo en términos morales, ni de ideología conservadora sino, como una necesidad de replantear muchos de los comportamientos en lo cuales puede residir la causa que la identidad nacional colombiana sea tan híbrida y difícil de desentrañar, ya que no valoramos la importancia de cada uno de los símbolos patrios que configuran los procesos de construción de identidad.

Para concluir, quiero manifestar que mi inquietud sobre este tema nacio a partir de una conversación supremamente interesante y valiosa, con una mujer que ha hecho un apote a la música andina colombiana importantísmo, no solo con una voz extraordinaria sino que las canciones que interpreta son todas de un sentido social altísimo. Silvia, mil gracias




martes, 3 de noviembre de 2009

CONCURSO NACIONAL DEL BAMBUCO, ACIERTOS Y CRÍTICAS


En mi reciente participación como espectador, pero con una visión más analítica que simplemente ir a ver grupos y solistas interpretar la obra del maestro Luis Carlos Gonzales y de otros autores, he logrado encontrar algunos puntos críticos y otros positivos acerca del concurso. Dicho análisis me ha ayudado a hacer sacar unas conclusiones, o por lo menos unas ideas frente a lo que vi y percibí durante dos días.


Primero que todo, vi que es un concurso que tiene una línea muy tradicional, empezando por la decoración del escenario, que simulaba un camino rural y en el medio había una foto tamaño real de un arriero, esto puede ser interpretado fácilmente como una intención de revivir las añoranzas de unos caminos y una forma de vida rural, que ya no volverán. Esto es esa visión bucólica tradicional que se encuentra en el folclor andino colombiano donde se olvidan que muchas de las problemáticas actuales del país que son de carácter urbano. Además, resulta curioso ver que algunos de los asistentes portan poncho y sombrero mostrando otro elemento simbólico de tradición, toda vez que esa es la vestimenta de los campesinos colombianos de la zona andina, esto generaría una pregunta ¿Por qué lo hacen? Ya que muchos de dichos asistentes poco saben de la problemática agraria del país, como para sentirse identificados con lo que significa ser realmente campesino. Y por funcionalidad poco creo ya que estar dentro de un teatro en las horas de la noche un sombero y poncho son poco útiles, al final esto es expresión de un pensamiento tradicional, sin conciecia de lo que ello significa.

Desde mi perspectiva, hubo un hecho que pareció reprochable y falto de respeto para con los intérpretes y algunos de los asistentes, es que algunos de los miembros de la fundación celebren efusivamente algunas interpretaciones más que otras, lo cual se presta para pensar que hay predilección de unos artistas sobre otros por parte de la fundación organizadora del concurso, y como organizadores deben ser neutrales, o por lo menos disimularlo un poco.

Y para finalizar a parte crítica de mis análisis del concurso, quiero expresar públicamente mi reclamo sobre el premio segundo puesto de solistas, ya que si bien el intérprete tiene una buena voz, el hecho que se le haya olvidado el fragmento de una canción en dos ocasiones: una en la semifinal y otra en la final, reviste una falta grave en cuanto a interpretación se refiere y lo más grave en mi criterio es que hayan dejado por fuera de la competencia a Silvia Bibiana Ortega, una intérprete de excelente calidad, dado que tiene una gran trayectoria dentro de la música andina colombiana ya que hizo parte del dueto Las Zurronas, de amplio reconocimiento dentro del medio, además de hacer parte actualmente de un proyecto supremamente valioso como es el trío femenino SECRETO A VOCES. Pero darle el premio a alguien que cometió dos crasos errores en dos interpretaciones diferentes, daría para descalificación y más cuando tenía como competencia dos intérpretes de altísima calidad, la verdad eso deja mucho que pensar, espero que la decisión no haya sido por elementos de machismo dado que en ese concurso ya han triunfado mujeres intérpretes como Niyireth Alarcón y el Dueto Primavera.

Lo importante y de resaltar del Concurso Nacional del Bambuco Luis Carlos Gonzales es que tiene una organización supremamente buena, permiten que los medios hagan difusión del concurso, también hay que decir que la región (eje cafetero) necesita este tipo de eventos toda vez que no tiene muchos en comparación con departamentos como el Valle de Cauca o Santander. Así mismo dicho evento tiene una identidad propia que le da diversidad a los concursos y a los festivales del género en Colombia, ya que no todo debe ser de línea actual, también hay que dejar espacio para los concursos que buscan conservar el recuerdo rural del país de 6 o 7 décadas atrás.

jueves, 29 de octubre de 2009

FOLCLOR CONTEMPORÁNEO



Hace unos días conversaba con un amigo acerca de las nuevas propuestas de la música andina colombiana (MAC) y se planteaba el debate sobre que si las fusiones de con otros géneros ejercían influencias negativas sobre la identidad que tiene el folclor como tal.


Ahora lo que deseo hacer es desarrollar más el debate, ya que son tantos matices y conceptos que rodean al folclor que es bueno aportar un poco a la discusión desde lo que conozco a partir de la MAC y de sus transformaciones.

Para empezar quisiera mencionar que el folclor se construye permanentemente y no es solo cuestión de unos viejitos que hace mucho tiempo lo hicieron y que por lo tanto es folclor es algo estático. Y no hay visión más alejada del folclor que verlo desde la tradición estática. Es más, el folclor no es dependiente de la tradición ya que esta si bien se construye, lo hace de manera más lenta que el folclor, debido a que el hecho de experimentar los ritmos autóctonos con otros géneros no necesariamente nacionales también es folclor, en la medida que esto tiene un significado sociológico por cuanto que las trasformaciones de lo autóctono están enmarcadas en un contexto cultural que las explica.

Las transformaciones del folclor corresponden a diferentes procesos como el desarrollo urbano, contacto con ritmos foráneos, educación especializada, transformaciones culturales generadas por la globalización, entre otros procesos que intervienen en que el folclor se trasforme de sus formas más autóctonas a las contemporáneas.

También hay que tener en cuenta que la cultura colombiana es híbrida desde su origen, es decir, que no es del todo autóctona, toda vez que nuestros ritmos tienen elementos indígenas, españoles y africanos conviviendo juntos, como es el caso del vallenato y del bambuco, por mencionar solo dos ejemplos grandísimos de la mezcla cultural que somos los colombianos y los latinoamericanos, con lo cual resulta imposible de hablar de un folclor puro, sin influencias foráneas, ya que nuestra cultura no ha podido construir en ningún momento una identidad. Por eso es que la pregunta: ¿Cuál es la identidad nacional colombiana? Es imposible de resolver, ya que si hace un análisis cultural de la nación se encuentran múltiples elementos que muestran un país cultural y políticamente segmentado, donde el folclor solo es una pequeña muestra de las divisiones del país.

Sin lugar a dudas el componente fundamental para la transformación del folclor colombiano es que desde los años 50 el país viene en un proceso de urbanización, donde gran parte de la población vive en las ciudades, lo que genera que una parte considerable del folclor se esté haciendo desde las ciudades, lo cual no significa que las expresiones campesinas sean menos valiosas o importante que las urbanas, sino que dichas expresiones -desafortunadamente- cada vez son menos y las expresiones urbanas están cogiendo más fuerza.

Por todo lo anterior, decir que la fusión de géneros musicales foráneos con los ritmos colombianos es negativo, o que no es folclor, resulta algo sesgado, dado que la fusiones tienen unas explicaciones culturales producto de transformaciones sociales que vive el país. Por eso yo aliento las fusiones que enriquecen el folclor colombiano.

domingo, 25 de octubre de 2009

FALTA DE ACCESO A LA CULTURA



Por estos días en los cuales en Manizales se habla de un alcalde que castra la libertad de sus gobernados, y se cuestiona al acceso a la cultura, yo quiero exponer una problemática que pocos hablan en la ciudad y que también configura una forma de castrar el acceso a la cultura.

La problemática es la falta de emisoras en la ciudad, ya que solo hay 9 emisoras donde 6 son de música bailable y música popular, otra es juvenil, otra es la muy aburrida W, ya que eso de escuchar todo el día a unos “yupis” hablando todo el día de su vida light es terriblemente tedioso. Y la emisora que en esta ciudad desde mi criterio hace más esfuerzos por mostrar contenidos alternativos es Caldas FM, que cumple con su misión de emisora pública, dado que no solo se concentra en la música comercial sino en propuestas musicales que no son muy populares pero no menos interesantes, ni menos agradables.

Dicha reducida posibilidad, reviste un problema en la medida que no hay una oferta de diversidad musical que permita acceder a distintos géneros más que los comercialmente populares que formen el oído de la gente, dado que la música como expresión artística más divulgada tiene la posibilidad de articular unas formas de construcción del mundo, y al tener tan poca perspectiva de conocer el mundo genera ignorancia por cuanto se escucha solo unos determinados géneros y no se abre el mundo de la diversidad musical, por lo tanto a construcciones del mundo diferentes.

Otro aspecto que podría leerse es que haya 6 emisoras del mismo estilo, lo cual no es variedad sino repetición y preocupa si reproducen un aspecto que se la denominada “cultura traqueta” en lo cual no se va ahondar ya que se abordó en artículos anteriores. Pero si me gustaría expresar que es preocupante que esto suceda que solo unos géneros se fortalezcan con las posibilidades de reproducción que da la radio y creo que ese es uno de los aspectos que en ciudades como Manizales la denominada música popular haya tenido tanta fuerza, ya que sin el apoyo de las emisoras es difícil que un género musical sea conocido.

De igual forma resulta negativo para géneros como el rock que se vean reducidas sus posibilidades de difusión con la falta de emisoras que aborden dicha música, y si se toma en cuenta que en esta ciudad (como en todas las ciudades) hay bandas de rock jóvenes que buscan proyectarse y darse a conocer y no pueden hacerlo en forma que masiva ya que no hay muchos espacios radiales para ellos.

Por todo lo anterior, siembro mi vos de protesta desde aquí por la falta de diversidad cultural que presenta esta ciudad, empezando por un alcalde que cree tener el derecho de castrar los gustos de sus gobernados porque algunas agrupaciones no son de su gusto político.

domingo, 18 de octubre de 2009

LA MAESTRA LUZ MARINA POSADA



En los últimos años, con las transformaciones de la música andina colombiana han aparecido nuevos compositores que son precisamente gestores de dichos cambios. Estos cambios están fundamentados en temáticas urbanas, fusiones con otros géneros, canciones que hacen alusión al conflicto armado pero con una visión diferente a la de mediados del siglo XX y se están viendo canciones que plantean una postura contemporánea, muy valiosa.

Y desde mi punto de vista, hay una compositora que es la más importante en este momento, por sus composiciones llenas de contenido social, no solo de denuncia como se ha hecho por otras personas, sino por plantear nuevos tópicos para dar cuenta del conflicto, como en la canción “La Brecha” en la cual se plantea el problema pero desde las profundas divisiones políticas del país. Sin lugar a dudas también hay un elemento generador de transformaciones y es el hecho que proponga un cambio, cuando dice “la vámo a reparar” al hablar de reparar la brecha hay una visión política que busca el cambio, sin importar que esté de un lado o de otro.

Otro elemento que me permite afirmar que Luz Marina Posada es la compositora más importante de los últimos años, es por su forma de componer, ya que va más allá de los temas tradicionales de composición, porque les ha impreso un estilo propio, por ejemplo el pasillo “Canción de Amor” más conocida como “Entre Mi Patria y Yo” que hizo famosa Niyireth Alarcón, hace parte ya del repertorio de interpretación en todos los festivales de música andina colombiana, con esto se demuestra la repercusión de la obra de Luz Marina en este medio.
Hay un bambuco que es supremamente interesante, ya que da una nueva perspectiva de un tema ya abordado, “Caminantes” plantea el desplazamiento forzado de los campesinos del país, desde las dinámicas la migración obligada por causa del conflicto “Para no perder la vida, hay que abandonar el campo…” dicho bambuco, también hace referencia a la propiedad sobre la tierra, problema sobre el cual se sustenta el conflicto armado en Colombia.

La versatilidad de la maestra Luz Marina, la ha llevado a componer canciones a su sobrina Sara, letras llenas de vida y que no abandonan la preocupación por la situación del país, como es el caso del bambuco “Quiero Darte un Mundo Nuevo” o “Para que Sara Duerma”, en ambos bambucos se encuentran elementos que muestran una composición inteligente, sensible y con una calidad musical realmente admirable.

Son muchas las composiciones de la maestra que ayudan a realizar una lectura del país a través de la música, ya que composiciones como “Parece Normal” y “A Pesar de tanto Gris” entre otras, son obras que hablan de una realidad urbana, contemporánea, y de los problemas sociales como la indiferencia, pero también plantea la búsqueda de cambios, cimentados en la esperanza de las posibles alternativas políticas al conflicto.

Por todo lo anterior es que desde mi perspectiva Luz Marina Posada es la mejor compositora de la música andina colombiana en la actualidad, ya que con sus composiciones y su dulce voz ha realizado un aporte fundamental para que la historia de dicha música la conserve por siempre.

sábado, 17 de octubre de 2009

EL BUNDE TOLIMENSE Y OTROS HIMNOS


Hace unos días veía en un programa de televisión una nota sobre un grupo de niños que interpretaban el himno del departamento de Boyacá y con gran alegría descubrí que este era el bambuco “Soy Boyacense” lo cual me hizo recordar algunos himnos de departamentos del país que me gusta mucho como el himno del Meta, que es esa famosísima canción de Arnulfo Briceño, “Ay mi Llanura” y uno que siempre he admirado el Bunde Tolimense. Así mismo, me acordé de un viejo debate interior sobre los himnos del país, dado que pocos reflejan la cultura de lo que son los departamentos en los cuales representan, ya que muchas veces solo hablan de la ciudad capital, olvidando el resto de lo que culturalmente implica un himno departamental. Además lo que siempre me he cuestionado es ¿Por qué no son en ritmos autóctonos?


Desde que lo escuché, me pareció que el Bunde Tolimense es un himno que representa la cultura de dicho departamento por lo cual he decidió realizar un análisis del valor cultural de dicha canción.
Sin lugar a dudas, una de la frase más importante de la canción es la que expresa:

“Amar, vivir, morir amando al Magdalena,
La pena se hace buena y alegre el existir”


La interpretación que se le puede dar a esta frase es que allí se encuentran reunidos todos los muchos de los imaginarios frente al rio Magdalena, dado que en el departamento del Tolima hay toda una construcción de identidad cultural no solo expresada en la música, sino en mitos y leyendas de la región, que cuentan con la particularidad que algunos están estrechamente ligados al rio, ya que solo aparecen en él o que generan acciones sobre los pescadores. Lo importante de esto, es que este tipo de representaciones míticas es la exteriorización de una forma identidad cultural que trata de dar de explicación del mundo, ya sea por medio de historias fantásticas como los mitos y leyendas, o por medio del himno del departamento que al plantear que amar al Magdalena se alegra el existir, muestra como hay un sentido de pertenencia tal, que la vida es de alguna manera determinada emotivamente por el río.


Otro elemento valioso que se mencionó al principio del presente escrito, es que el bunde Tolimense es un ritmo autóctono, diferente a la mayoría de himnos del país si bien narran los contextos de los lugares, hay que decir que son compuestos en ritmos europeos lo cual puede entenderse como una representación de una sociedad culturalmente híbrida como la colombiana, pero el hecho que se tengan unos himnos en ritmos vernáculos, permite encontrar rasgos de una identidad nacional difusa e híbrida que no se puede definir totalmente, pero canciones como El Bunde Tolimense, Ay Mi Llanura y Soy Boyacense, permiten encontrar conceptos de lo que realmente somos.

viernes, 2 de octubre de 2009

RESPETAR EL ARTE

Esta semana al calor de unos rones y después de haber hablado de música un rato, alguien me reclamaba con un acento que parecía más un reclamo que un cometario, sobre el porqué yo no cantaba si decía había organizado un evento de música y que tenía algunos conocimientos sobre el tema, y yo le contestaba que una cosa no implicaba la otra, además hablábamos de respetar el arte ya que no todas las personas saben cantar, una cosa es reconocer una buena voz y otra cosa es saber cantar.

Hoy, en medio de un dolor de cabeza producto de tan profunda disertación, me surgió una pregunta ¿Qué es respetar el arte? ¿Y qué implica? Ahora bien, lo que pretendo hacer a continuación es dar mi visión sobre la posible respuesta a una pregunta que tendría miles de matices para ser respondida.

Respetar el arte es (desde mi perspectiva) primero, es reconocer que el arte no es cualquier cosa que todo el mundo puede realizar, ya que se necesitan unas condiciones naturales e innatas y de conocimiento del tema que permitan hacerlo bien, no simplemente hacer por hacer, sino porque realmente se tiene un talento para ello. Segundo, tener la capacidad de ser lo suficiente sensato para saber si realmente se tienen las condiciones para hacerlo, de la misma forma para aceptar que no se tienen las capacidades para ser artista, más allá que emotivamente uno crea que lo hace bien, sino que objetivamente también pueda ser valorado como artista.
También hay que decir que para disfrutar del arte no necesariamente hay que tener vastos conocimientos sobre el tema, solo basta con poder y querer acceder al arte, ya sea escuchando música, viendo obras de arte (escultura o pintura) o disfrutar de una buena película que sea bien hecha, -que vaya más allá de decir groserías y esté plagada de malos actores con la escusa de mostrar la realidad del país- disfrutar del arte es casi un derecho pero crear arte es una capacidad que debe ser valorada y respetada como tal.

Y si se profundiza en la música como arte, y al buscar dar respuesta a la pregunta inicialmente aquí planteada, se abre un tema espinoso, ya que sin lugar a dudas la música es la más popular de las formas de arte por muchísimos aspectos, pero fundamentalmente por la difusión que recibe. Pero es precisamente por el hecho de ser tan difundida que no todo lo que se hace actualmente como música es arte, por muchísimos factores, como el surgimiento de nuevas tendencias musicales que no necesitan de grandes intérpretes con estudios musicales, sino que un programa de computador les hace el trabajo y ellos solo utilizan las herramientas que hacen dicho trabajo.

Así mismo, hay un factor que desde mi punto de vista ejerce muchísima influencia para el deterioro de la música como arte, es la posibilidad de acceder a “5 minutos de fama”, que permite buscar en el “arte” la salida de la pobreza y si a esto se le suma unas condiciones sociales y políticas que dificultan las posibilidades de hacer una carrera que permita hacerlo por medio del trabajo, aumenta la problemática del dinero fácil y se llega a la conclusión que la música comercialmente apoyada para generar consumo en las grandes masas se aprovecha de dichas necesidades para generar dinero a las empresas de entretenimiento. Para entender esto solo basta ver los “realitys” que promueven artistas en Colombia, que si se hace un análisis no muy profundo se percibe que quienes ganan estos concursos nunca triunfan realmente, el éxito se acaba dos meses después que finaliza el programa y esto realmente está contribuyendo al deterioro de la música como arte.

“Crear arte no es un factor comercial, sino es cuestión de talento”

sábado, 26 de septiembre de 2009

LA CULTURA TRAQUETA


Resulta común, pero no menos preocupante ver como cada vez más, -y con más frecuencia e intensidad- se muestra un estilo de vida en medio de carros lujosos, caballos de paso fino y mujeres voluptuosas que son solo un adorno para un hombre se sombrero ancho, con pinta de “Chico Marlboro” criollo (mezcla entre Chuck Norris y Gali Galeano) que es la encarnación de toda visión del mundo de dinero fácil y de la mujer como objeto sexual, imagen trasmitida por los procesos de crecimiento del narcotráfico en el país. Pero resulta aun más preocupante cuando son los medios de comunicación son quienes más difunden, con un mensaje de doble moral reprochable toda vez que después de mostrar todo el poder, lujo y ventajas sobre otros que puede dar el dinero este estilo de vida, plantean que es malo dicho estilo de vida, pero no se necesita tener más de tres dedos de frente para percibir que realmente hay una apología a la “cultura traqueta”.

La música no ha escapado a ser reflejo de las ansias de una vida fácil, que niega los parámetros de los valores sociales enmarcados en la legalidad, y los traspone por unos nuevos valores sustentados en lo ilegal. El caso más visible es la música popular, donde no hay video en que no se vea al o la protagonista montando a caballo, tomando Whisky y con una camioneta a un lado o en su defecto en un carro convertible último modelo lleno de mujeres en vestido de baño. Lo cual puede interpretarse como una muestra que la “cultura traqueta” es una expresión popular del país legitimada por el narcotráfico, pero esto conlleva a la pregunta: ¿Qué connotaciones tiene para quienes no hacen un análisis de lo que están viendo y escuchando? Pues puede generar que se aumente el número de personas que crean en la posibilidad de alcanzar sus metas en la ilegalidad o en otras palabras que hayan más mafiosos. Y si se analiza el aumento del narcotráfico en el eje cafetero, donde la música popular ha tenido mayor auge que en el resto del país, y que los intérpretes de dicho género musical son en esta zona da pie para algunas perspicacias que busquen una relación entre aumento del narcotráfico y el mensaje que simbólicamente transmite la música popular.

Aunque no solo es la música popular hace apología simbólica al narcotráfico, la denominada música norteña, hace referencia directa al tráfico de estupefacientes, para demostrarlo solo basta escuchar canciones como “La banda del carro tojo” o “La cruz de marihuana” siendo esta última una muestra del imaginario cultural del narcotraficante, dado que allí se habla de finos licores, droga, armas, mujeres y música norteña. Lo cual es una invitación a la ilegalidad en la medida que al éxito económico se puede llegar rápidamente por medio de la ostentación del narcotráfico.
Para terminar, quisiera volver al papel de los medios de comunicación en todo el proceso de reproducción de la “cultura traqueta”, ya que hay una sobre exposición de programas que relatan la vida de un mafioso, con el pretexto de mostrar la realidad nacional, pero como único trasfondo el interés comercial dado que desafortunadamente este tipo de programas tienen altos índices de audiencia y esta no es invitada a discernir sobre los mensajes implícitos del programa, solo se les incentiva a consumir y a reproducir la cultura traqueta.

lunes, 21 de septiembre de 2009

MÚSICA ANDINA COLOMBIANA PARA LA CIUDAD


Para muchas personas la música andina colombiana es cosa de campesinos, porque siempre habla de amores pasados, de abuelos y arrieros que ya nos están, pero hay que decir que esta visión del país ya ha cambiado por diferentes factores, el primero y creo que más claro por el crecimiento urbano de Colombia en las últimas 5 décadas, lo cual ha generado un proceso de migración que se ve expresado en que los compositores escriban desde la ciudad, la segunda razón es el proceso de construcción académica de la música que ha subido el nivel de composición instrumental y vocal. Aunque también se podría plantear una tercera opción algo más compleja y es que en el campo no se volvió a escuchar música andina colombiana ya que otros géneros foráneos se apoderaron del campo colombiano, con lo cual ya no se incentiva a componer música vernácula sino otros géneros. Y a todo lo anterior se le podría sumar una consecuencia del proceso académico, es el hecho que se la música andina colombiana se ha subido a un nivel tal, que se ha olvidado de sus raíces primarias, la montaña.

La “urbanización” dentro de la música andina colombiana puede verse a partir de lo que llaman los sociólogos “las nuevas ruralidades”, lo que en términos sencillos aunque algo escuetos, es que el campo ya depende de la ciudad dado que todo lo que se produce en el campo es para la ciudad y por lo tanto el campesino es entendido como lo lejano, lo antiguo y se le ve como un recuerdo del pasado melancólico. Y en la música se ve claramente en muchísimas canciones que evocan permanentemente al campo. Pero también hay una alta cantidad de piezas musicales contemporáneas que plantean un país urbano sin recuerdos bucólicos del campo, sino que hablan de la ciudad y sus contrastes, de los valores culturales propios de la ciudad, del amor y de la vida de la ciudad, sin arrieros, ni campesinos y abuelos que se les pregunta que se puede hacer por el pueblo.

Tampoco hay que caer en la radicalidad de negar al ancestro campesino, sino que también lo urbano merece ser explicado en las nuevas composiciones instrumentales como vocales, de allí la importancia que la música andina colombiana hable de la realidad urbana del país.

También hay otro argumento a favor de la música que plantea temas urbanos, y es que puede generar más cercanía para quienes no conocen mucho de música andina colombiana, además no a todo el mundo le gusta escuchar sobre historias campesinas y si se abordan temas más cercanos a la realidad de dichas personas podrían valorar este género musical como expresión de su realidad, y no como un recuerdo de los abuelos, si bien esto no tiene nada de malo, hay que decir que a muchas personas les parece aburrido, y la música andina colombiana no es aburrida, solo que a veces por ignorancia es incomprendida y prejuzgada.

jueves, 17 de septiembre de 2009

LO QUE HAY EN UN PIE IZQUIERDO



Hace algún tiempo me encontré una propuesta musical andina colombiana supremamente entretenida, divertida e interesante, donde una apuesta musical brillante es acompañada por unas letras con unos contenidos nuevos y graciosos a primera vista, pero si ve más allá se encuentran múltiples elementos de crítica a diferentes estamentos y a la tradición misma de la música. Este grupo se llama Música Para El Pie Izquierdo, encabezada por el maestro santandereano John J. Claro, y es una mirada totalmente contemporánea dentro de la música andina colombiana.
Canciones como “Por qué me tratas así”, “Guabiniando Rap”, “Crítica a la educación” o “Cuentiando” son solo una muestra del repertorio de este grupo que plantea un cambio en los esquemas no solo musicales sino en contenidos, ya que MPPI (Música Para El Pie Izquierdo) tiene un lenguaje propio, dado que ellos se han atrevido a realizar cosas que no se habían tenido antes dentro de la música andina colombiana. Uno de los ejemplos más claros son los fragmentos de los cuentos alemanes, Blanca Nieves y Caperucita Roja dichos al revés (La Riatohis de Vesniecablan y tacirupeca jaro) con un toque particular de interpretación latinoamericana, que presentan una versión jocosa de estas narraciones clásicas, pero si se les analiza bien, se encuentra el doble sentido propio de una interpretación colombiana.

Respecto a dicho doble sentido que podría a muchos puristas de la música y del arte en general una falta de respeto al arte, en MPPI tiene un significado más amplio que simplemente tapar unas palabras que se quieren decir pero que al final no se dicen, dado que puede interpretarse en canciones como “la cantaleta”, “menina” o “palabrejas” una crítica a una sociedad tradicionalmente moralista, además guardan una forma de componer supremamente inteligente, ya que construir con el doble sentido que se ve en MPPI, no lo puede hacer cualquiera, lo cual es un argumento a favor de una forma de escribir brillante y no vulgar y hasta tonta como se ve un muchas de las canciones que tienen doble sentido, pero MPPI es diferente por su estilo particular elaborar y de expresar dicho doble sentido.

MPPI representa una forma de protesta frente a muchos temas y frente a las estructuras mismas de la tradición de la música andina colombiana. Este grupo genera un rompimiento con muchísimos esquemas característicos de la música de diferentes géneros dado que tiene un discurso político implícito que al escuchar varias de las canciones aflora, y la invitación que hago desde aquí es esa, a descubrir ¿que hay dentro del pie izquierdo que hace música? Búsquenlo y me cuentan.
Y no busquen cuando empezaron ya que como lo dice el propio maestro John J. Claro “Nunca empezamos” por eso será que han formado un estilo único.

sábado, 12 de septiembre de 2009

SEIS TIEMPOS PARA SIEMPRE



Hoy quiero escribir sobre el ritmo andino colombiano que más me gusta, aquel que muchos denominan como el ritmo colombiano por excelencia, (frente a lo cual tengo mis reservas, ya que me suena algo excluyente, pero hay argumentos a favor y en contra) pero lo que sí es totalmente cierto es que el bambuco cuenta con unas características musicales y culturales particulares, que hacen que tenga como dije en un artículo anterior “un saborcito” especial, que permite leer la historia cultural del país.
El bambuco musicalmente tiene algo diferente donde quizás se encuentre lo apasionante de su ritmo, es el hecho que no tenga como la mayoría de géneros musicales 4 tiempos, esto en términos sencillos es que cuando un grupo va a empezar a tocar normalmente alguien dice: “un, dos, tres, cua…” y empiezan la canción. Pero el bambuco tiene 6 tiempos, lo cual lo hace diferente, y difícil de hacer. La explicación cultural de esa “anormalidad” es que este ritmo nació en el campo, con campesinos que no sabían de pentagrama y menos de tiempos musicales, y con la complicidad del tiple dieron rienda suelta a un ritmo pegajoso que sonaba bien y para eso no necesitaban tener conocimientos académicos sobre música, ya que era algo más emocional que otra cosa y de allí lo original de su forma musical.
De igual forma, resulta importante mencionar, que el primer bambuco escrito en pentagrama fue "Cuatro Preguntas" compuesto por Pedro Morales Pino, aproximadamente en 1865, pero desde antes hay registros de bambucos, como es el caso de "La Guaneña" canción emblemática del sur del país, que fue comuesta en 1789 por Nicanor Díaz.

Y es precisamente ese origen campesino del bambuco el que le ha permitido ser un elemento de análisis de los conflictos del campo colombiano, pero también se puede realizar una lectura urbana del bambuco, dado que en las últimas 2 o 3 décadas este ritmo musical no solo lo hacen los campesinos, sino músicos de formación académica agregando nuevos matices contemporáneos donde este ritmo autóctono se ha mezclado con otros géneros musicales como el jazz y el rock, (por citar solo dos) dándole un nuevo aire y actualizándolo musicalmente. Grupos como GUAFA TRÍO o ENSAMBLE TRÍPTICO en la línea instrumental y en lo vocal son infinitos los duetos masculinos y femeninos, solistas y grupos mixtos, que han hecho del bambuco un ritmo que no solo puede ser visto como representante de una tradición cultural, sino como un ritmo que se acopla a las nuevas dinámicas musicales, con lo cual puede ir más allá de la tradición.

Hay algo que siempre me ha parecido valioso e interesante, son las canciones compuestas al bambuco, es que componer una canción a un ritmo musical que despierta tantas emociones me parece muy creativo, algunos de estos bambucos como “Bambuquito de mi tierra” del maestro José A Morales representa muchas dichas emociones (y cuando se encuentra con versiones tan bien hechas como la de Lluvia y Rocío le da un valor agregado a la canción). También piezas como “El bambuco colombiano” del maestro Luis Carlos Gonzales (compositor de la ruana) reflejan la tradición y la identidad del bambuco, pero también existen canciones dedicadas al bambuco que tienen un aporte contemporáneo muy interesante especialmente en la línea instrumental, además los nuevos compositores han hecho cosas muy interesantes, bambucos como “Quien dijo” del maestro John Jairo Torres Delapava muestran esos nuevos elementos urbanos del bambuco.

Quiero finalizar este sencillo tributo diciendo que el bambuco es un ritmo musical no solo para tratar de conservar una tradición, sino que es una posibilidad cultural de expresión de múltiples sentimientos para hoy mañana y siempre.

“El bambuco es así, romántico, atrevido y muy sincero” Ancizar Castrillón

domingo, 6 de septiembre de 2009

MUJERES QUE TRANSFORMAN


Las posibilidades que brinda la música andina colombiana de descubrir nuevas categorías de análisis son muchísimas, y en esta ocasión encontré el papel de la mujer dentro de este género musical pero no en las letras que hacen mención a ellas, -tema supremamente interesante-. Lo que deseo plantear es cómo la mujer va tomando importancia a partir de la interpretación, es decir que la floración de nuevos duetos femeninos y solistas que muestran que la mujer toma fuerza en distintos aspectos de la vida del país (la política, el arte, la economía, etc.)
Quisiera empezar mencionando dos duetos femeninos contemporáneos, que desde mi perspectiva muestran el valioso aporte de la mujer en la música andina colombiana, dada su propuesta musical innovadora y su riqueza instrumental y vocal, duetos como Lluvia y Rocío, Las Zurronas y el Dueto Primavera con sus triunfos en los diferentes festivales del país han demostrado que las propuestas musicales femeninas son tan buenas e incluso mejores que muchas propuestas masculinas y que pueden dar un toque especial y específico a la música, lo cual es prueba fehaciente que duetos como los mencionados son la expresión misma que la mujer está en igualdad de condiciones para desarrollarse profesionalmente, lo cual hasta hace unos 20 o 30 años era apenas un proyección.
Pero para que poder llegar hasta estos maravillosos duetos femeninos (por citar solo los tres de los mejores grupos, ya que hay muchísimos más), se ha tenido que pasar por un proceso donde mujeres cómo Beatriz Arellano abrieron el camino, hace más de 25 años, esta prestigiosa solista hizo un dueto importantísimo con el maestro Jaime Llano Gonzales (el hombre que introdujo el órgano eléctrico en la música andina colombiana) lo cual para la época fue algo revolucionario, dado que se hizo una variación fundamental en el esquema tradicional de la música, y lograr ensamblar una voz como la de la señora Arellano y la propuesta musical del maestro Llano generó un cambio fundamental. También hay que mencionar a Niyireth Alarcón que en los 90´s marcó un estilo propio y que en este año ha vuelto aparecer en la escena de la música andina colombianam, en el país, ya que ella estuvo dedicada a difundir nuestra música en el exterior, no en vano grabó un CD en Inglaterra. No se puede dejar de lado el significativo aporte hecho por la maestra Ruth Marulanda, que composiciones en la línea instrumental hizo una gran contribución.
Con este pequeño artículo quiero rendir un pequeño homenaje a las mujeres que continúan haciendo música colombiana tomando un papel activo y transformador, en el cual ya no simplemente son el motivo de inspiración de alegrías y desdichas, sino que son quienes interpretan y componen. Gracias por plantear nuevas formas de hacer música andina colombiana y demostrar que las mujeres están en igualdad de condiciones que el hombre.

¡LARGA VIDA A LA MÚSICA COLOMBIANA Y A LAS MUJERES QUE LA HACEN¡

miércoles, 2 de septiembre de 2009

UN "SABORCITO" QUE ME ENCANTA



Ante la ya repetitiva pregunta que me hacen hoy voy a contar el porqué de mi afición por la música andina colombiana, de una manera sencilla y espero que agradable.
Primero que todo, hay que decir que mi proceso de acercamiento a la música andina colombina empezó hace 11 años aproximadamente, con una canción que aun me estremece, se llama “Reclamo a Dios” este vals compuesto por el Maestro Rodrigo Silva Ramos el cual habla sobre la tragedia de Armero (erupción del volcán nevado del Ruiz) y sin lugar a dudas me incentivo en buscar sobre esta música tan cercana a nuestra realidad y que tenía algo único era hecha en Colombia. Entonces empecé a buscar duetos como Silvia y Villalba, Garzón y Collazos, Los Hermanos Martínez entre otros, después empecé a escuchar algunas propuestas instrumentales más conocidas, y de ahí todo lo que me sonaba a música andina colombiana me empezó a interesar.
Pero la pregunta que podría surgir es ¿Qué tiene la música andina colombiana que no tenga otro género? La respuesta es algo amplia, pero digamos que lo que más me atrajo fue encontrar una música con un “sabor” propio, este sabor no lo sé describir, ya que conozco muy poco de música para hacerlo técnicamente, solo lo explico desde lo emocional, sencillamente porque ese “saborcito” tiene algo me he hace vibrar, pero hay algo que paulatinamente me está pasando, que ese sabor ya me hace falta, lo cual no signifique que descalifique o que no me guste los géneros en los que no me generen esa sensación, solo que la música andina colombiana me produce una emoción que me ha apasionado tanto que hoy me declaro admirador, defensor y casi fanático de la música andina colombiana.
Durante todo este proceso me he encontrado con propuestas musicales y compositores, que me van acercando más y me voy involucrando con nuevas perspectivas de análisis de la música, ya que he logrado trascender del gusto solo por la música, e a ir más allá y analizar algunos contenidos y contextos sociales de algunas tendencias. Gracias a grupos, como Bandola, Dueto Primavera, Dueto Lluvia y Rocío, Los Hermanos Calero, Niyireth Alarcón, Guafa Trío, Ensamble Tríptico y Música para el Pie Izquierdo, entre muchísimos otros y compositores como los maestros José A Morales, Luis Carlos Gonzales, Gustavo Adolfo Rengifo, John Jairo Claro y obviamente la maestra Luz Marina Posada entre otros, a través de sus obras he ido aprendiendo un poco sobre este extenso mundo.
Por todo esto es que soy aficionado a la música andina colombiana, además seguiré siéndolo hasta que no descubra nada nuevo y hasta que ese “saborcito” del tiple, la guitarra y otros instrumentos se acaben o que no me vuelvan a producir sensaciones tan agradables. Entonces ese día regalaré el tiple colgado.

jueves, 27 de agosto de 2009

¿MÚSICA QUE ALIENA?


¿Es la música una herramienta de alienación de la población? Con esa pregunta se podrían plantear otros cuestionamientos a partir de géneros musicales específicos como por ejemplo la famosísima música popular, con lo cual no estoy diciendo que este género musical sea el único que genere enajenación. Solo la voy a tomar como ejemplo para hacer más que un análisis, una disertación sobre un tema que para mi gusto tiene muchísimos elementos para construir un debate.
¿Y por qué poner como ejemplo la música popular? Porque es un fenómeno contemporáneo de expresión popular, pero con unas características particulares que permiten realizar interrogantes para dar una posible explicación, o interpretación por lo menos a dichas particularidades, como por ejemplo el hecho que solo se aborde un tema que es el despecho, personalmente me causa mucha curiosidad el porqué en la música popular solo se haga alusión a estos temas, ¿Acaso no hay más temas sobre los cuales escribir? ¿O será que es una forma de evadir la responsabilidad que tiene el arte de expresar los sentimientos de la realidad de un país? O simplemente ¿Por qué en Colombia las formas de arte que más llegan a la población no plantean el tema del conflicto? Con lo anterior no estoy diciendo que lo malo de la música popular es no hable del conflicto, cada género escribe sobre lo que desee, sino que me parece falta de creatividad solo escribir acerca de un tema.
El tema de la alienación aparece precisamente en esa falta de creatividad mencionada anteriormente, ya que para hablar de amor y desamor no se necesita ser muy analítico de la realidad, y lo que esto genera es que mucha gente solo vea el amor y el desamor, eso desde mi perspectiva, esto no permite que los simpatizantes de este género musical vean la realidad del país más allá de llorar por un amor perdido, expresado en la música que escuchan todo el tiempo. Lo cual aliena, porque hace que la población olvide todo lo que le está pasando más allá del amor, y en un país como Colombia donde al ciudadano del común lo afectan muchas de las decisiones políticas y económicas, me parece extraño que la gente que hace la música para esa misma gente no exprese esos problemas.
Recientemente escuché a un defensor de la música popular mencionar una canción acerca de los secuestrados, del popular Johnny Rivera, para mostrarme que la música popular si hablaba de otras cosas diferentes al despecho, entonces me pregunto: ¿Será que se está empezando a cambiar la monotemática popular? ¿O es que el tema del secuestro ya lo hemos popularizado tanto que se hacen canciones por corresponder a una moda? No sé, pero lo que haya sido, hay que analizarlo, ya que hay un cambio y en una propuesta musical tan falta de iniciativa hay que resaltarlo.
Para volver a retomar el tema de la alienación producida por la música, hay que mencionar que la música es una muy buena estrategia para engañar la gente y hacerla olvidar de su realidad, lo cual es grave en países como Colombia donde todo el tiempo están sucediendo cosas que merecen ser analizadas y reclamadas, y la música así debería de expresarlo pero fenómenos como la música popular niegan esa posibilidad.
Por todo esto, no estoy de acuerdo con la música que solo plantea lo predecible, lo que todo el mundo ve, y por lo tanto la música popular me parece falta de creatividad y por no mencionar que musicalmente es pésima, pero desde mi perspectiva lo más grave es que no vea más allá del amor y el desamor.

domingo, 23 de agosto de 2009

MÚSICA COLOMBIANA Y XENOFOBIA



En este artículo quiero mostrar algunas canciones andinas colombianas que pueden tener elementos de xenofobia, pero me gustaría definir Xenofobia:
La definición del diccionario sobre la palabra xenofobia, dice que es la aversión, el odio, la repugnancia y la hostilidad hacia lo extranjero.
Ahora bien, ya sabiendo que es la xenofobia, empecemos hablando de uno de los bambucos más conocidos si no es el más conocido, una composición de Rafael Godoy nacido en Barrancabermeja, es el popular “Soy Colombiano” en el cual llama la atención la siguiente frase: “no den trago extranjero que es caro y no sabe a bueno, yo quiero siempre lo de mi tierra primero…” frente a esto se podría analizar una invitación al rechazo a lo extranjero y específicamente al licor, pero hay algo que considero importarte analizar, es la palabra “primero” ya que allí se nota que no hay un rechazo total sino parcial y lo que se trata es defender lo que es hecho en el país, pero es bien conocido que una de las características de la xenofobia es la exaltación a todo lo nacional por encima de todo, lo cual resulta nocivo para la diversidad mental y cultural de un país.
Pero hay dos canciones que desde mi punto tienen muchos componentes xenofóbicos como son Muy Colombiano y Muy Antioqueño, ambas son escritas por el maestro Héctor Ochoa, el mismo compositor de otras canciones como: El camino de la vida, Tu lo Mejor de Todo y Pase lo que Pase, solo por mencionar las más conocidas. Pero hay que decir que Muy Colombiano es una canción supremamente parecida a Soy Colombiano, por no decir que casi una imitación. Cuando se revisan las letras se encuentra que son muy parecidas, y las partes que llama la atención donde puede verse los elementos xenofóbico es:

“…no me ponga música de esa en idiomas que yo no sé,
Si es tan bello lo de mi tierra,
Lo demás yo no se pa´ que”

“…no me ponga música de esa en idiomas que yo no se
si es tan bello lo de mi tierratanto enredo no se pa´ que”

En ambos párrafos se muestra la clara intención de rechazo a lo foráneo y creo que esa parte de “Lo demás yo no sé pa´ que” es supremamente xenofóbica que ni explicación necesita.

Pero sin lugar a dudas la canción que me genera más impresión es “Muy Antioqueño” del mismo compositor, como ya se dijo antes. Esta canción habla de las características de los antioqueños, aquellas que ya son un cliché, la canción es muy bonita para mi gusto, si no que termina de la siguiente manera “Por toda tu belleza y hermosura, ya no hay duda ninguna antioqueño es mi Dios” esto lo considero xenofóbico en la medida que convierte un concepto universal como la existencia de Dios, ya que para los creyentes "Dios es de todos", por lo tanto no pertenece a ningún lugar, y decir que es de un lugar es una exaltación regionalista tal, que niega el derecho de los creyentes que no son de dicha región de sentir a su Dios como propio, con esto lo vuelve extranjero y lo encierra en un lugar, en este caso Antioquía.

Con todo lo anterior no estoy diciendo que el maestro Héctor Ochoa sea xenofóbico ni mucho menos, sino que a veces la exaltación de los valores de la identidad regional puede rayar en desdén por lo foráneo. Lo que se trató de mostrar aquí fue como se pueden encontar elementos xenofóbiocos por medio de tres ejemplos, y como esto se ve expresado en la música andina colombiana.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Otro que dejan ir.


Con sorpresa y preocupación recibo la fatal noticia de la cancelación del festival de Jazz de Manizales para el presente año, la verdad me parece que eso que muchos se precian de decir a boca llena que Manizales es una cuidad cultural nos quedó grande y es pura pantalla como muchas de las cosas que se dicen de la ciudad.

La preocupación radica en ver como la administración municipal cada vez va acabando con las expresiones culturales de la ciudad que con tanto esfuerzo se construyeron, y en menos de un año ya han desaparecido dos de las más importantes, primero fue la orquesta sinfónica y hoy un festival que contaba con renombre nacional e internacional, como prueba de esto era la múltiple participación de grupos no solo colombianos sino extranjeros. Pero lo importante no solo es que vengan personas por fuera de la ciudad, sino la posibilidad de desarrollo cultural que genera un festival como este para Manizales, dado que forma un público además de ser fundamental para que los músicos de la región tengan la posibilidad de conocer las tendencias dentro del género, es decir, que mejora la calidad de los músicos y los prepara para poder competir en el mundo laboral a nivel internacional.
Pero mientras que en Manizales se siga pensando que la gente joven solo puede trabajar en call center y que la cultura no es fuente de ingresos, estaremos condenados a ver solo conciertos de Johnny Rivera, que como son masivos, si le producen muchos ingresos al municipio por cuenta de los impuestos y del consumo de licor.
La situación preocupa aun más al pensar en el futuro de otras actividades culturales de la ciudad como el festival de teatro, que cada año trabaja con las uñas para darle a la ciudad una excelente oportunidad de acceso a la cultura y de promoción del teatro que se hace en la ciudad.

Como van las cosas Manizales va a perder todas las posibilidades de generación de cultura y de dejar de ser una ciudad pequeña, ya que si no se promueven eventos ni actividades de carácter cultural se caerá en un estancamiento más fuerte que en que vive.
Es por todo lo anterior que este artículo pretende ser una queja expresa contra las autoridades, para que no haya que rogarles que apoyen la cultura, sino que se convierte en una forma de exigirles respeto por la ciudad y que vallan más allá de los call center. Ya que el público manizaleño merece respeto, porque los eventos si tienen asistencia, sino que no hay voluntad política para realizarlos. Y con estos antecedentes ¿Quién es capaz de realizar un festival de música andina en esta ciudad? Nadie, o por lo menos yo ya no me animo.

lunes, 10 de agosto de 2009

Corporación Cultural Tama


Hace menos de un año tuve la posibilidad de conocer una propuesta musical andina colombiana que no había visto antes, en otros grupos, una propuesta llena de alegría, juventud y obviamente con una calidad musical donde unas bellas canciones son interpretadas por jóvenes llenos de talento vocal e instrumental. Son un grupo de jóvenes que conciben la música andina colombiana desde una visión autóctona ya que utilizan instrumentos de percusión indígenas, además este grupo constantemente interpreta canciones en ritmo de caña, ritmo indígena colombiano por excelencia.
Del grupo que estoy hablando es de la Corporación Cultural Tama, del departamento del Tolima, departamento que siempre se ha resaltado por su folclor, no obstante tienen en mi criterio el himno más bonito de Colombia a nivel de departamentos, el bunde tolimense.
Tama, entre sus canciones interpretan las escritas y compuestas por Orlando Quintero, mejor conocido como Teto quintero director del grupo, canciones que tienen un componente contemporáneo en la letra pero musicalmente tiene algunos elementos autóctonos que llaman la atención como los que se mencionaron anteriormente. Canciones como Mi Propuesta o Fiesta de la vida, tienen un toque particular donde se ve un respeto por el folclor andino debido a que sus letras son muy agradables y se hacen más interesantes aun cuando se logra encontrar el sello particular de compositor y el valor agregado es la interpretación de todo el grupo dado que hay una riqueza vocal admirable.
Después de escuchar algunas obras de Teto Quintero debo confesar que llama bastante la atención haber encontrado un villancico en el repertorio, ya que pensé que estos ya no se escribían, esto me parece muy interesante, que hayan personas que aun compongan para la mejor época del año, ya sea para creyentes como para escépticos el mes de diciembre tiene un valor especial y los villancicos son canciones propias del ambiente familiar de diciembre porque ¿Quién pude decir que nunca canta un villancico en diciembre?.
Para finalizar quiero hacer mención sobre lo que más me gusta y más admiro de TAMA, es la vinculación de jóvenes al proyecto musical, con lo cual se está haciendo escuela para garantizar que la obra de TAMA no se pierda, además acercar gente joven a la música andina colombiana, por todo lo anterior me alegra que la música andina colombiana tenga un grupo como TAMA para invitar a más personas a conocer la música de esta zona del país que le falta tanta difusión.