lunes, 20 de febrero de 2012

JUZGAR O NO JUZGAR


Una de las ventajas que le encuentro a las redes sociales virtuales es la posibilidad de conversar con gente cercana a la Música Andina Colombiana (MAC) y con estas personas dialogar sobre algunas pasiones que crea este género musical que cada vez a más gente de diferentes edades logra llamar la atención. Y el tema que hoy deseo desarrollar es precisamente surgido en el diálogo con algunos amantes de la MAC en la redes sociales. El tema puede resultar algo controvertido de ahí lo agradable para ser tema de conversación. El tema es el debate si debe juzgarse en los festivales o no. Este debate se presenta y se revive  cada que en un festival o concurso hay decisiones con las que el público no queda complacido, se reabre el debate sobre la pertinencia que haya concursos que califiquen las interpretaciones de la MAC, ya que siempre se presentan elementos subjetivos y objetivos que permiten controvertir sobre una calificación.

Son muchos los elementos que permiten el debate no solo entre los asistentes a los festivales y concursos sino en los mismos participantes, quienes son al final los únicos beneficiados o perjudicados de las decisiones de quienes califican en los eventos. Conceptos tan complejos como interpretación y expresión corporal  se juzgan de manera equitativa en formatos diferentes, para un mismo género musical, así mismo sobre la forma de interpretar si es académica (con mucho virtuosismo) o donde se haga más evidente el sentimiento que irradia el género como tal. Pero sin lugar a dudas, lo que genera más debate, inconformismos y comentarios de todo tipo son las obras inéditas tanto vocales como instrumentales, porque el público normalmente siempre toma posición frente a cada obra, y con una atención que se percibe dentro de los auditorios cada persona juzga desde su perspectiva la calidad de la obra, de ahí que normalmente siempre hayan reclamos hacia el jurado en este aspecto.

Debido a todos esos comentarios, discusiones, debates e incluso altercados serios que se han presentado en los mencionados eventos de MAC, muchas personas del medio han planteado la abolición de estos espacios de competencia, y simplemente dejar unos encuentros donde sea más un espacio de compartir ideas que una competición como tal.  Pero esto es igual o más controvertido que las decisiones de los jurados de festivales.

Personalmente, no creo que la solución a este debate esté en acabar con los espacios de competición, que desde mi punto de vista son necesarios no solo porque incrementan el nivel de la MAC por la exigencia de competir, sino porque es una forma de incentivar a los artistas por los premios económicos que ganar un concurso o festival trae. Lo que también es una forma de reconocimiento al trabajo arduo del artista.

Los festivales y concursos son necesarios para que la MAC crezca en nivel interpretativo y de creación y eso lo ayuda la competencia. La pregunta que queda en el aire es: ¿Qué  hacer para acabar con tanta polémica e insatisfacción con las decisiones de los jurados? La respuesta puede ser algo parca y obvia para algunos, pero para mí, es normal que haya inconformidad porque calificar algo tan subjetivo como es el arte y más cuando son tantos los que escuchan y tan pocos los que juzgan, resulta apenas elemental que hayan descontentos y debates porque todos creemos que tenemos los criterios apropiados para tener la razón.  

domingo, 5 de febrero de 2012

MÁS MÚSICA COMERCIAL

Algunas personas consideran que lo peor que le puede suceder a una propuesta musical o a un artista, es volverse “comercial”. Posición de la cual disto mucho ya que es necesario evaluar distintos aspectos para decir si es realmente negativo o no que un género o una propuesta musical sea de carácter comercial. Y precisamente sobre ese tema que deseo que dialoguemos hoy.

El debate quizás estaría más que en sobre lo bueno o lo malo de la comercialización, en ¿Cuál es la calidad de lo comercial? Con esto quiero indicar que no importa que una propuesta musical se vuelva comercial o no, sino que lo importante es que sea de buena calidad interpretativa e instrumental lo que permitiría al consumidor (comprador) escuchar buena música y al músico recibir  ingresos por su trabajo. Lo cual no siempre es así, porque muchos intérpretes reciben ingresos por ventas sin ser de muy buena calidad mientras que los músicos que se esmeran por hacer un buen trabajo musical no venden porque no son muy conocidos, de ahí la importancia de tener una proyección comercial equitativa para que el oyente pueda escoger más.

Esta perspectiva no cambia mucho para la MAC (Música Andina Colombiana) porque es una música no muy comercial pero de gran calidad interpretativa e instrumental, y estas producciones terminan en manos de unos pocos que para ser sincero no somos los necesarios para que el artista reciba una cantidad de ingresos proporcionales al esfuerzo de producir su disco de forma independiente.

También hay que decir que hay algunos grupos de MAC que se están esmerando por hacer más comercial este género musical, lo cual más que importantísimo resulta necesario, para mostrar que lo andino aun está vivo en las músicas tradicionales del país. El grupo que en mi criterio más le apostado a la difusión comercial de su propuesta es un grupo personalmente no solo está dentro de mis favoritos, sino que los admiro profundamente, precisamente por querer evidenciar todo lo que pasa con los nuevos lenguajes andinos, estoy hablando de OÍ (compuesto por Juan Consuegra, Fáber Grajales y Luis Fernando Hermida), quienes han realizado una labor casi titánica de mostrar la MAC en medios de comunicación, con otros públicos y en otros espacios que no estaban muy abiertos para la MAC. Bien por ellos, porque con esto le dan un enfoque comercial a un propuesta musical bien hecha y que tiene toda la validez para ser reconocida comercialmente, porque no podemos seguir pensando que el trabajo del músico es por amor al arte no más, ellos igual que todos nosotros viven de su profesión, por eso mismo hay que apoyarlos no solo comprando sus trabajos, sino difundiendo los mismos para que otras personas también puedan comprarlos.

Como conclusión, quiero reconocer la necesidad que tiene la MAC de hacerse más comercial, para que se difunda más para mostrar que la música elaborada y académica si puede tener un público amplio, y como se dijo en la anterior entrada, pueda recuperar su esencia popular