lunes, 4 de septiembre de 2017

ENTREGAR TIPLE, ENTREGAR EL LEGADO.

El pasado sábado 2 de Septiembre se llevó a cabo en el Museo Nacional de Bogotá, un concierto como preámbulo a un emotivo suceso que sin duda quedará para la historia de la música andina colombiana. El maestro David Puerta de 77 años (Ingeniero hidráulico y tiplista reconocido por haber escrito el libro Por Los Caminos del Tiple en 1988, y por toda la investigación que ha hecho sobre nuestro instrumento colombiano) decidió entregar su tiple y simbólicamente todo su legado al joven músico y tiplista Diego Bahamón.  

Este importantísimo hecho hubiera pasado inadvertido sino fuera por la estupenda idea del maestro Gustavo Adolfo Rengifo (Cantautor, tiplista, gestor cultural e ingeniero civil) de realizar un evento público para que muchas personas presenciaran lo emotivo y lo emblemático de dicho gesto. Y qué mejor forma de celebrar este suceso que teniendo como preámbulo un concierto de 4 de los más reconocidos tiplistas de la historia reciente del país: Oriol Caro, Lucas Saboya, Juan Pablo Hernández, Gustavo Adolfo Rengifo y por supuesto, Diego Bahamón. En el concierto cinco estilos diferentes de interpretar el tiple, 5 formas de expresar sentimientos con nuestro instrumento nacional se manifestaron, cada estilo maravilloso, lleno de referencias a otros tiplistas como evidencia de un estilo de vida construido alrededor de la música andina colombiana.

Al finalizar la intervención de estos 5 extraordinarios músicos, llegó el momento para el cual habíamos sido convocados: Presenciar como uno de los más grandes entregaba su legado a quien es sin duda uno de los músicos jóvenes más estudiosos del instrumento, toda la sabiduría del maestro David Puerta quedó en excelentes manos.

El maestro David, antes de entregar su tiple contó algunas anécdotas que nos permitieron entender que el instrumento no era cualquiera, especialmente cuando el propio dueño del tiple contó que la primera persona que tocó su tiple recién entregado fue el nada más ni nada menos que el gran maestro Jose A Morales en 1976 durante una tertulia en Ginebra Valle en los inicios de lo que después se llamó Festival Mono Núñez. No pude evitar emocionarme cuando el maestro Puerta empezó a interpretar  a capella un fragmento de Prefiero No Verte bambuco del maestro Jose A (https://www.youtube.com/watch?v=EOqONzjIO2g) haciendo alusión a la primera canción que se escuchó en su tiple.

Alguien se podrá preguntar ¿Por qué me emocioné tanto cuando el maestro Puerta interpretó ese fragmento del mencionado bambuco? Resulta que a esa obra le debo mi amor por la música andina colombiana. Este tipo de cosas siempre me recuerdan el profundo valor emocional que tiene la música.


Este grandioso momento para la historia de la música andina colombiana empezó a cerrarse cuando Diego después de un emotivo abrazo le dio las gracias públicamente al maestro David por haberle entregado por medio del tiple su legado y la misión de seguir construyendo la música tradicional de la región andina colombiana. Labor que sabemos que este joven, talentoso y estudioso músico continuará sin problema. El concierto no pudo terminar de mejor forma, con la interpretación de los cinco tiplistas de un clásico de nuestra música andina colombiana: Bochica de Francisco Cristancho.

domingo, 19 de marzo de 2017

EL CONTEXTO DE LA MÚSICA

Sin lugar a dudas a la hora de hablar de cualquiera de las músicas colombianas a partir del concepto de música tradicional o de una tradición cultural, se encuentran posturas tan diversas como las músicas mismas. Sobre una de esas posturas que como sociólogo y amante de la Música Andina Colombiana (MAC) me preocupa porque percibo que dividen, juzgan y niegan otras posturas igualmente valiosas, deseo escribir hoy, y a la vez abrir la posibilidad de un debate sano, sin visceralidades, ni ataques personales, que nos permitan dialogar alrededor de un tema que a todas luces es apasionante.
Antes de continuar, quisiera dejar claro que es la música tradicional desde un concepto sencillo y algo escueto para tener un punto de partida general: La música tradicional o música folclórica es la música que se transmite de generación en generación por vía oral (y hoy día también de manera académica) como una parte más de los valores y de la cultura de un pueblo. (Definición encontrada en Wikipedia). Tomando como base que la tradición es en sí misma es una construcción cultural, social y política, la música es la representación evidente de dicha construcción porque tiene elementos contextuales que dan a entender en qué momento histórico fue hecha. Mis apreciaciones de hoy no están ligadas al campo musical (sobre el cual no tengo conocimientos técnicos)

La postura que he venido observando en algunos conocedores de la MAC, incluso en músicos con amplia trayectoria, es que parece que entienden que la música tradicional es estática, porque argumentan que se debe componer e interpretar de una X o Y manera. Realizan fuertes críticas a las tendencias contemporáneas acusándolas como “eso no es música andina colombiana”. Lo cual si entendemos la música como expresión cultural, que va de la mano con los cambios sociales de cada país resulta ser una postura anacrónica y desconocedora de la profundidad social de esta. No se puede pretender que la música se  interprete igual que décadas atrás. Así hayan elementos eminentemente musicales que tienen que ser precisos, tampoco puede llenarse la música tradicional de elementos inamovibles e innegociables. Porque esto conllevaría a que no se puedan realizar nuevos proyectos, nuevas propuestas y formas diferentes de hacer e interpretar la MAC. Ya que no pueden salirse de un esquema que hay que repetir desde años atrás.

Creo que por visiones de este tipo es que en muchas emisoras la MAC sigue sonando solo en horarios de madrugada, porque aún se tiene en el imaginario de programadores y directores de emisoras que es una música para campesinos o para adultos mayores únicamente. De hecho, en este momento creo que en el campo ya es escuchan otro tipo de músicas. También considero que el imaginar la música tradicional de la región andina colombiana como algo particular de una época determinada o con ciertas ínfulas de élites y minorías privilegiadas ha generado que para acceder a esta música hay que ir a festivales (en los cuales hay algunos son los primeros promotores de la visión anacrónica y congelada de lo andino) del género porque en otros espacios no se consigue.


La MAC es una tradición en construcción permanente y por fortuna siempre inconclusa, que tiene cosas muy valiosas hechas desde principios del siglo XX, como en la época de oro de los 50, asimismo en la explosión de tendencias de los 90 y también con lo que hoy se hace que da cuenta de un mundo abierto a múltiples tendencias sociales a las que la música no escapa. Las músicas en cualquier parte del mundo siempre han ido de la mano de lo que sucede en su contexto. Por eso mismo están en permanente evolución y búsqueda. Por esto la música andina colombiana debe seguir reproduciendo el contexto cultural y social en el que se encuentra.