Hace poco escuchaba a un sociólogo hablar en términos despectivos de la trova paisa, lo cual me dejó algo molesto porque soy admirador de este tipo forma musical rimada y picaresca no solo por su sonoridad musical sino por su valor cultural.
Es que la trova es más que unos versos rimados que buscan ser picarescos y despertar risa en quien los escucha, es una construcción cultural que representa una identidad, y que todas las culturas del mundo las tienen, en el caso de Colombia todas las regiones cuentan con este tipo de expresiones culturales, ya sea la Piquería del vallenato, el Contrapunteo de los Llanos Orientales o el Rajaleñas del Huila, solo por mencionar tres ejemplos representativos. La trova paisa al igual que las otras expresiones también narran historias, enriquecen la cultura y son una manifestación autóctona que hay que respetar, promover y conservar.
Quien hace las críticas a la trova normalmente es porque nunca ha disfrutado de un campeonato de la trova, donde se pone a prueba al trovador toda su capacidad de improvisación y capacidad de hacer juegos de palabras que permitan rimar las palabras más complejas, lo cual le da un alto nivel y permite que quienes escuchen aprecien la dificultad de trovar.
Los reparos a la trova se dan cuando se escuchan a los trovadores que hacen uso permanente de groserías, trovas preparadas, y burlas de mal gusto a quienes los escuchan, desafortunadamente muchas personas solo han visto este tipo de trova y con razón hacen sus críticas toda vez que este dicha forma de trovar no enseña a valorar la expresión cultural, sino por el contrario genera una visión errada de las cualidades musicales y culturales de la trova como tal.
El origen de la mencionada forma musical rimada no tiene un sitio específico, algunos la atribuyen en algún municipio antioqueño, aunque hoy en día hay más de 100 estilos de trovar. Pero sin lugar a dudas los sitios que más la enriquecieron fueron las denominadas Fondas de Arriería fundamentales en los procesos de colonización antioqueña y de arriería, dichos sitios eran puntos de socialización por parte de arrieros y colonizadores donde se contaban historias, chistes y hasta de política de hablaba en ritmo de trova al calor de unos aguardientes, esto se configuró una alegre forma musical con muchos elementos de identidad propia como el uso del tiple, -porque hay que decir que siempre sonará mejor un tiple que una guitarra a la hora de trovar-
La gran diferencia con las otras formas de rimar hechas en el país y la trova, reside en la riqueza del juego de palabras para componer, lo cual no todas las formas de rima la tienen, como es el caso del contrapunteo de los llanos orientales donde se desarrolló más la velocidad que la capacidad de intercambiar palabras, lo cual también es loable toda vez que la velocidad de los versos obliga al intérprete a ser muy creativo cuando improvisa pero siempre con una misma terminación, y en el caso del Rajaleñas del Huila ya es demasiado lento (para algunos) y con una pausa entre el segundo y el tercer verso, lo cual hace mucho más fácil rimar, lo interesante de la trova paisa está en que tiene un ritmo ni muy lento ni muy rápido donde los juegos de palabras son primordiales para darle el nivel al trovador.
Por todo lo anterior invito a quienes consideran a la trova como una expresión burda y falta de inteligencia, que visiten un festival o un concurso para que encuentren allí el verdadero sentido y el arte de trovar.
Fresco, socio, no le haga caso a esos sociólogos: esos hablan más mierda que los periodistas.
ResponderEliminarAAHH eso si me querido Martín, esa gente es impotable....
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