martes, 16 de marzo de 2010

PRÁCTICAS TELEVISIVAS DEPLORABLES

Hoy quiero plantear un tema que hace muchos años me genera malestar con el hecho de solo verlo, es algo que considero una falta de respeto con quien tiene la desafortunada ocasión de observarlo y más aun cuando se tiene conciencia de ello. Estoy hablando de la costumbre que tienen muchísimos grupos musicales de todos los géneros de doblar sus canciones en un programa de televisión.

Debo confesar que el solo hecho de ver a un “cantante” haciendo caras y fingiendo interpretar uno de sus “éxitos” para complacer a su público me produce disgusto, ya que considero que se está engañando al público, así mismo se le está enviando un mensaje parecido a: “como eres medio estúpido te engañamos fingiendo cantar, y tu aun nos sigues”. Aparte de ser estéticamente deplorable, el doblaje de canciones es una falta de respeto para quien está viendo tan patético espectáculo toda vez que el admirador siempre querrá escuchar la voz real de artista, ya que para escuchar solo el audio le bastará con oírlo en una emisora, pero la posibilidad de verlo así sea por televisión merece por lo menos que el artista se esfuerce un poco un cante en vivo así sea un fragmento de una canción.

Resulta imposible hablar de artistas que doblan en televisión sin hablar de que es en mi criterio el mayor promotor de esta reprochable práctica en la televisión colombiana, Jorge Barón, que lleva a sus multitudinarios programas a una serie de artistas a que doblen sus canciones mientras los miles de espectadores de dichos conciertos cantan emocionados pensando que esos ambles cantantes han ido hasta su lejano municipio (en la mayoría de las ocasiones) para interpretarles sus canciones en vivo al calor de agüita, pataditas y una infinidad de comerciales, pero la realidad es diferente y de ahí posiblemente los grandes ingresos económicos que recibe el afamado presentador, productor y dueño de su programa, debido a que debe pagar menos de lo que paga un empresario por desplazar artistas, equipos y técnicos hasta una población.

Aunque no se puede demeritar la labor del señor Barón, ya que le permite a municipios muy lejanos grupos musicales que normalmente no van hasta dichos lugares.

Aun así, ver como tantas personas no se percatan de un engaño de semejantes proporciones es algo triste, y resulta patético ver a un guitarrista haciéndose el que se entrega al público cuando en muchas ocasiones el instrumento está desconectado y ni cables tiene, tal como sucedió hace muchísimos años cuando el Show de las Estrellas de hacía en un estudio, y llevaron a la agrupación española Hombres G que en ese momento estaban en el punto más alto de su popularidad en Colombia.

El caso de Jorge Barón es solo uno y que de alguna manera para algunos puede ser defendido, pero lo que me resulta inadmisible es ver en programas grabados o realizados en vivo que tienen todas las posibilidades que los músicos interpreten sus canciones en directo, ver los vergonzosos doblajes que cualquier persona puede percibir.

Para terminar no deseo dejar conclusión alguna, sino abrir un debate, con la siguiente pregunta: ¿Quiénes deciden que se haga el doblaje de las canciones, los productores de televisión o los mismos músicos para ocultar algunos de sus defectos de interpretación?

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