A la par de mis estudios de sociología tengo el placer de trabajar con turismo en el departamento de Caldas, (Colombia) y desde hace poco vengo escuchando acerca del Paisaje Cultural Cafetero que es una propuesta pasada por Colombia a la UNESCO para que ese paisaje (ubicado en algunos sectores de los departamentos de: Caldas Risarlada, Quindío y Norte del Valle) sea declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, lo cual atraerá un nuevo turismo (Turismo Cultural) para esta zona del país y obviamente para todo el eje cafetero, pero en varias charlas que he podido estar al respecto y escuchar muchos de los planes que se hacen para estar preparados, pero hay algo que me preocupa un poco y es precisamente de ellos sobre lo que quiero conversar hoy.
Como se mencionó en el párrafo anterior, en los planes del Paisaje Cultural Cafetero se está hablando de la importancia de tener buenos y variados hospedajes, así mismo se planteó el papel de las agencias de turismo como las encargadas de mostrar ese paisaje, de mostrar no solo nuestras construcciones físicas sino justamente las culturales y mencionaban con muchísimo ahínco la comida autóctona y por supuesto el café. Pero yo notaba que pasaban por encima de una de las particularidades más valiosas del Paisaje Cultural Cafetero y que en tantas conversaciones y charlas nadie mencionó, lo que personalmente me causo algo de extrañeza al principio pero que después entendí, estoy hablando (como algunos lo suponen) de la música andina colombiana, me impresionaba que al hacer la lista de todos nuestras expresiones culturales para poderle mostrar al mundo la MAC no estuviese ahí porque tiene unas particularidades musicales y de origen que son fruto de ese paisaje cultural cafetero.
Recuerdo que estaba en el municipio de Sevilla – Valle, el cual es muy cafetero en una charla sobre el tema, y llegaron al final de la conferencia un gran grupo de MAC que convoca a muchísimas personas por su estilo particular y por su energía desbordante en el escenario, estoy hablando del gran Grupo Bandola, tristemente desconocido para muchos de los asistentes a la charla, pero cuando interpretaron sus canciones quedaron gratamente sorprendidos no solo por la calidad musical del grupo sino por las canciones que narraban ese paisaje cultural cafetero del que tanto se había hablado durante todo el día y que una canción como “El Coroteo” donde sencillamente de una forma sencilla y jocosa se explica la importancia cultural del “Jeep Willys” en la zona cafetera.
Es por todo lo anterior que creo el problema que hay detrás de que no haya pensado en la música andina colombiana para el Paisaje Cultural Cafetero reside en un tema que se ha abordado aquí en muchísimas oportunidades, es el de la difusión, donde muchas de las grandes propuestas musicales están no en el olvido porque ni siquiera se conocen en un público amplio, lo cual ha ayudado a que la academización y el avance musical se vaya cerrando a los concursos y festivales a los cuales van un grupo reducido de personas, y es por eso que muchos duetos, solistas y grupos después de pasar por todos los festivales tengan que disolverse o abandonar la música andina colombiana por la falta de oportunidades laborales y de ingreso de dinero con la MAC y esto es realmente triste no solo para los músicos que desean seguir haciendo esta música pero como no es económicamente rentable tienen que abandonarla, así mismo es triste para los amantes del género musical, porque ven como los grandes grupos desaparecen.
Por eso el llamado que quisiera hacer desde aquí a todos los grupos que crean que pueden aportar para lograr que Paisaje Cultural Cafetero esté musicalmente bien representado, esperando que pueda ser una oportunidad que muchos de los grupos se mantengan dentro de una propuesta de turismo inteligente y no destructivo, que necesita que todo lo que se muestra en los festivales se evidencie no solo para los turistas sino para esa gran cantidad de colombianos que desconocen la realidad de la MAC.