Hace unos días, en una conversación informal con alguien sobre algunas necesidades culturales que presenta Manizales, acordábamos sobre la posibilidad de entender los escenarios como punto de inclusión social, ya que son los sitios desde donde se empiezan a construir las identidades culturales de la ciudad. Y es importante que dentro en un mismo lugar se puedan escuchar obras clásicas, bambucos, pasillos, también melodías de jazz, o rock, es decir, cualquier género musical, para poder acercar a estos espacios los diferentes gustos musicales.
Pretender que un espacio solo pueda ser utilizado por una propuesta musical o artística, es discriminar a otros con la forma de arte que proponen, además es olvidar el movimiento permanente del arte, que va de la mano con los cambios de la sociedad de allí que cada día todos los géneros musicales tengan elementos sociales intrínsecos y cada vez más evidentes, uno de los ejemplos lo da la música andina colombiana contemporánea donde se ve claramente que la época de carriel, poncho y sombrero ha cambiado por una propuesta musical urbana llena de fusiones con otras músicas del mundo, donde cada vez menos se ven intérpretes que cantan con atuendos campesinos así mismo se escuchan voces mucho más educadas musicalmente que lo se escuchaba en los duetos de la mitad del siglo XX. Y los escenarios son precisamente los cómplices de dichos cambios porque allí donde se escucha cada nota, cada arreglo que socialmente no significa otra cosa que los cambios de la sociedad colombiana.
Pero la responsabilidad de la inclusión social en la música para nuevos públicos no solo está en los administradores de los escenarios públicos y privados, también está en manos de los músicos y los intérpretes, en hacer el mayor esfuerzo por difundir la propuestas musicales que han construido en diferentes espacios y diferentes públicos. Hay que mencionar que esa responsabilidad muchos grupos la han asumido no solo con la difusión sino con el repertorio que interpretan hay un compromiso muy importante para la creación de nuevos públicos, el caso más claro es la Orquesta Filarmónica de Bogotá, que desde hace unos años ha hecho un homenaje a las músicas colombianas interpretando bambucos, guabinas, porros, cumbias, currulaos y joropos en un formato que muchos consideran solo para música clásica, pero lo que están haciendo es popularizar el formato y las músicas que interpretan. De esta forma lograron una versión impresionante de "Somos Pacífico", interpretado por el grupo ChocQuibTown” canción original es en ritmo de Hip Hop con fusiones de la música del pacífico colombiano, pero con los arreglos de Filarmónica de Bogotá se logró un ensamble musical realmente valioso y agradable al oído.
Para tener escenarios de inclusión social es necesario entender el arte como un elemento de la construcción de la sociedad que cambia permanentemente y que necesita expresarse de muchas formas y los escenarios son espacios para las construcciones se expresen libremente en cualquiera de sus formas o condiciones sociales, y en el caso específico de la música, resulta fundamental que todos los géneros musicales y todos los intérpretes tengan el mismo acceso a los espacios de difusión, porque de lo contrario se estaría cayendo en la privatización de las manifestaciones culturales, lo cual no solo suena abominable sino que nos condenaría a un retroceso social, que el mundo contemporáneo no puede permitir.
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