Hace unos meses atrás, en un conversatorio sobre los últimos 20 años de la música andina colombiana (MAC) con un público en su mayoría lejano a este género musical, alguien me preguntaba acerca de ¿Por qué aun se hace MAC? Y yo tuve una respuesta aparentemente sencilla y obvia “porque hay nuevos compositores” lo que con razón le causó una reacción por lo básico y sin argumentos académicos de mi respuesta, pero hablar de nuevos compositores implica una cantidad de elementos sociológicos que resultan fundamentales para comprender la realidad de la MAC, y es sobre la importancia de esos nuevos compositores quiero conversar hoy, pero no en términos muy sociológicos.
Primero hay que decir que es muy normal que haya nuevos compositores porque como se ha dicho en infinidad de ocasiones en este espacio la MAC es un género que se sigue escribiendo y que es tan válido como cualquier otro por lo cual siempre habrá quién quiera componer un bambuco o un pasillo, o cualquiera de los más de 20 ritmos de la zona andina colombiana.
¿Pero que significa que se sigan componiendo en las músicas tradicionales? Significa que las sociedades conforme van cambiando con los procesos sociales las músicas tradicionales también van cambiando, y son los nuevos compositores y compositoras quienes se han encargado de dar cuenta de muchas de las transformaciones sociales, porque al componer con base en sus experiencias personales están narrando la realidad de unas relaciones sociales, porque nadie puede narrar lo que no ha vivido. Y para el caso específico del contexto actual de la zona andina colombiana, la realidad está mediada por situaciones urbanos y con la forma de pensamiento urbano como tal.
Colombia se narra, se expresa y se escucha en la música tradicional de la zona andina colombiana por medio de compositores y compositoras de la calidad de Ancizar Castrillón, Luz Marina Posada, Fernando Salazar Wagner, Doris Zapata, John Claro, Marta Gómez, John Jairo Torres Delapava, Jairo Ojeda, Guillermo Calderón entre muchísimos otros, además de los grupos que interpretan las composiciones de sus integrantes como es el caso de Oí o Secreto a Voces, así mismo los compositores instrumentales que tanto le han aportado a la MAC como Lucas Saboya o el gran maestro León Cardona.
Es gracias a todos quienes tienen la labor dedicada, constante y casi sistemática de escribir la nueva música andina colombiana, se puede hablar de los nuevos discursos del folclor musical colombiano, ese que los nuevos intérpretes le dan vida a esas composiciones que son otra cosa que seguir escribiendo y contando la historia de Colombia. Gracias Infinitas a quienes componen y a quienes interpretan la realidad de este país, por hacer más evidente que las músicas tradicionales no han muerto y por muchos años parecen que no morirán.
Y SOBRE TODO POR ESPACIOS COMO TIPLE COLGADO Y PERSONAS APASIONADAS COMO ANDRÉS QUE NOS HAN CONTAGIADO EL GUSTO POR LA MAC.... Me enorgullese pensar y escucharla.... "El bambuco es asíiiii.. romántico, atrevido y muy sincerooo"...y memorias de una guitarra... pone muy bien el sentido de la MAC.... BN POR ESA COMPOSITORES(AS) E INTERPRETES!
ResponderEliminarClaro hombre Sebastián, es el nuevo sentido, más urbano, pero sin romper con la tradución ya que conserva algunos elementos rurales que son muy válidos, es gracias a esos compositores e intérpretes que yo logré apasionarme¡¡
ResponderEliminarYo creo que aún se sigue haciendo MAC porque sus ritmos son el lenguaje de los abuelos, que ahora las nuevas generaciones queren usar para expresar sus vivencias.
ResponderEliminarAún se hace MAC porque sus ritmos aún hacen parte de la identidad cultural de los colombianos.
Y finalmente, se hace MAC porque además de compositores hay un público ávido de deleitarse con ella.
efebed.