miércoles, 27 de julio de 2011

LAS VERSIONES


Hace unos días conversaba con alguien sobre la importancia de las versiones de las canciones, porque escuchar interpretaciones diferentes de una canción permite formar algunos criterios de apreciación musical. Pero escuchar diferentes versiones también tiene otras ventajas de las cuales pretendo exponer algunas hoy y conversar un poco al respecto.

Para comenzar hay que decir que cada versión da cuenta de un contexto histórico en el cual fue interpretado. Porque es diferente una interpretación de los años 50 a una contemporánea. Pero no solo hay diferencias de contexto histórico sino en formas de interpretación, ya que dos o más grupos de la misma época pueden hacer adaptaciones de una misma canción, para citar un ejemplo dentro de la música andina colombiana el pasillo del maestro Jose A Morales  tiene múltiples interpretaciones que permiten hacer lectura  de propuestas musicales variadas de diferentes épocas en interpretación de duetos, grupos y solistas, donde se ven desde músicos profesionales que le hicieron bastantes arreglos como duetos tradicionales que reproducen la versión original.

Personalmente, me gusta escuchar diferentes versiones de canciones sin importar el género, porque creo que es la forma más efectiva y pertinente de aprender de música si no se tienen conocimientos técnicos sobre música (como es mi caso). Porque se aprende a reconocer y a valorar cosas tan subjetivas de cada intérprete como la pasión con que canta o el virtuosismo de un instrumentista, incluso se logran percibir estados de ánimo, de una versión a otra del mismo artista, así mismo se aprende de aspectos un poco más técnicos como los arreglos que hacen los diferentes grupos a una misma canción.  

Pero también hay que decir que no todas las versiones son buenas, en todas las músicas del mundo se ven adaptaciones que parecen más una burla que una adaptación. Porque no tienen el más mínimo respeto por la canción que están interpretando, para citar un caso que muchos aun recuerdan es la versión de “Música Ligera” la canción ícono del rock latinoamericano y que el cantante vallenato Jorge Celedón en un programa de televisión colombiano interpretó lo cual fue tomado por muchísimas personas como un irrespeto a una canción tan importante. Pero también recuerdo y no con mucho agrado la versión que el grupo mexicano de rock “Jaguares” hiciera de un éxito latinoamericano la “Negra Tomasa”  donde sencillamente le quitaron todo el sabor del Caribe que contiene esa canción, para montarla en formato propio del rock, lo que a mi parecer se percibe como un olvido todo el valor agregado de esa canción.

Como conclusión hay que decir que las versiones en la música significan cambios sociales, cambios en las tendencias musicales y también son una forma de conocer sobre música. Pero así mismo es necesario que haya cierta responsabilidad a la hora de interpretar algunas canciones que tienen un valor cultural por lo que representa elaborar una canción en otro ritmo diferente al en el que fue compuesto, y más si se trata de ritmos musicales folclóricos que tienen una carga histórica, cultural y hasta emocional tan importante.

jueves, 14 de julio de 2011

SOBRE LO VIRTUAL


La virtualización de las relaciones sociales en los últimos años ha generado que muchas de las construcciones culturales también lo hagan. Es decir que a medida que las relaciones sociales virtuales aumentan y se fortalecen, las construcciones humanas también se van cambiando paradigmas. Ese el tema que deseo abordar hoy, con el caso de la música, donde lo virtual permite nuevas formas comprar, conseguir, escuchar y disfrutarla.

Una inquietud que tengo desde hace un par de meses es el futuro de la producción y la compra de música por parte de los usuarios. Porque como es evidente ya pocas personas escuchan música directamente en CD, casi todos recurrimos a diferentes reproductores para escuchar nuestras preferencias musicales.  Lo cual, pienso, que en un momento llevará a la abolición total del CD. Y esto parece que va a ser más pronto que tarde.

En junio pasado cuando dialogaba con alguien sobre este mismo tema, yo decía que imaginaba las tiendas de discos dentro de poco van a ser un pequeño sitio con un computador de mucha memoria, donde cada persona lleva su USB o cualquier tipo de reproductor, paga por la música que desea y ya. Obviamente esto trae nuevos retos para la industria del disco tanto comercial como independiente, porque si se llega a este punto irremediablemente tendrán que mejorar la calidad del sonido para el formato que se escucha en los reproductores.

La virtualización de la música ha traído algo muy interesante que en otras épocas no era posible. Es la posibilidad de ver los videos de muchísimos grupos, así mismo de encontrar canciones poco conocidas. Todo esto gracias a páginas de Internet como Youtube, porque brinda la posibilidad de compartir y acceder a toda clase de músicas de todos los géneros y épocas. Así mismo se pueden encontrar videos de los últimos conciertos de X o Y grupos. Sin hablar de las páginas que permiten la descarga de música gratuita, entre otra cantidad de posibilidades que da la red para acceder a música y videos de forma masiva y gratuita. Todo esto ha cambiado los paradigmas de la difusión de la música a nivel mundial.

Para conclusión, es evidente que los cambios en las relaciones sociales están cambiando muchos de los hábitos cotidianos y las construcciones culturales como la música también lo hacen. Esto significa que hay unos paradigmas en la adquisición, reproducción y producción de la música, que traen cosas muy positivas como algunas expuestas aquí, pero también trae desventajas especialmente con todo lo que tiene que ver con lo derechos de autor dado que cada vez es más fácil violar el derecho que tiene cada autor y compositor de reconocer su obra. Por eso creo que aún falta para que todo el proceso de virtualización en la música se complete y se llegue al punto de la eliminación del CD.  

lunes, 4 de julio de 2011

SER MÁS CULTOS

Hoy, quiero hacer un llamado a ser más cultos, pero no en el sentido de lo que para muchos significa ser cultos, sino para lo que realmente significa hacer parte de una cultura. Ser culto no es saber hablar, tener muchos conocimientos o saber las normas de etiqueta, eso es tener unos hábitos que procuran estar de acuerdo a unas pautas sociales determinadas, pero no es tener mucha o poca cultura.

Empezaré por definir el término cultura, o por lo menos dar uno de los cientos de significados de esta palabra tan pronunciada pero tan poco conocida. “Es el complejo de conocimientos, valores, creencias arte, moral derecho y costumbres y el resto de actitudes que tiene el ser humano dentro de la sociedad”. Esta es la definición de Edward Tylor antropólogo inglés.

Ahora bien, es necesario precisar entonces que nadie es inculto, porque todos estemos de acuerdo o no hacemos parte de una cultura de la cual hemos aprendido un conjunto de conocimientos que nos permiten hacer parte de la sociedad. Con base en eso ser verdaderamente más cultos significaría conocer su cultura es decir, sus construcciones culturales, y creo que esa es una gran falencia de nuestra cultura, no nos conocemos.

Por eso al hablar de la necesidad de ser más cultos no es otra que una invitación a conocer, valorar y aceptar la diversidad cultural colombiana. Resulta casi preocupante ver el desconocimiento tan grande que tienen muchos colombianos y colombianas de la diversidad cultural del país. O por lo menos de la desactualización porque creen que los lenguajes folclóricos son los mismos de hace 50 o 60 años.

Así mismo nos urge conocernos más, para dejar de discriminarnos por tener conceptos errados de cultura, porque comprender que ser parte de una cultura es los que nos debe permitir entender nuestras características culturales variadas, diversas y ricas en expresiones. No podemos seguir creyendo que una cultura es mejor que otra, porque esas colonialistas son lo que nos ha hecho ser racistas con nosotros mismos, porque muchos se creen europeos, otros tantos se creen africanos y otros se creen se creen puramente indígenas. Y en ninguna de esas tres razas está nuestra identidad, la identidad colombiana está precisamente en la mezcla de las tres, solo con mirar nuestras músicas tradicionales, nuestras construcciones religiosas o la misma gastronomía.

Como conclusión, quiero decir que ser más cultos entonces significa quitarnos los sesgos de creer en razas puras, conocer el folclor contemporáneo, aceptar con el mismo valor y respeto cada una de las construcciones culturales del país independiente de la zona. Hacer conciencia que el secreto de lo colombiano es lo diverso.