Por esta época donde la saturación de reality shows sobre “el talento colombiano” invaden la televisión nacional, me resulta imposible no quedar preocupado por la escasa interpretación de músicas tradicionales en dichos programas, pero me preocupa más aun que a los pocos que optan por mostrar su cualidades vocales por medio de las músicas autóctonas, son rechazados, en la mayoría de los casos por un evidente desconocimiento de los jurados, lo cual parece ser una estrategia para negar nuestras raíces culturales, para que sea más fácil adoptar lo de otros por encima de lo nuestro.
El motivo porque no vemos músicas colombianas en los medios de comunicación es por el enorme desconocimiento que hay sobre ellas, que se propicia que no son concebidas como comerciales, lo cual es más que equivocado porque nuestras historias y nuestros sonidos deberían ser más escuchados y ya que tienen más argumentos que muchos de los enlatados, bajos de calidad con canciones que nada dicen esos que nos obligan a escuchar en las emisoras y otros medios de comunicación.
Alguien podría discutirme que las músicas colombianas si son masivas, a partir del ejemplo del vallenato actual, en ese caso yo tendría varios cuestionamientos sobre la que es sin lugar a dudas el género musical colombiano más difundido. ¿Hace cuánto el vallenato no narra historias que realmente dan cuenta del folclor del Caribe? ¿Hace cuánto el vallenato no aborda temáticas diferentes al amor y al desamor?
Volviendo al tema que hoy intento abordar, me preocupa esa gran mayoría de televidentes no perciban que en esos espacios asimismo que (de baja calidad musical, además) no haya cabida representativa en cantidad y calidad para ninguno de nuestros aires musicales autóctonos. Esto ayuda a que se fortalezcan músicas no tan bien hechas y con historias de un mensaje implícito poco sano como el vallenato actual o la “música popular”.
Por esa falta de masificación en los medios es que las músicas colombianas tradicionales es están cayendo en unos imaginarios para la gente que de seguir así terminarán por aislarlas más de lo que están. Estos imaginarios desde mi punto de vista son: “La música colombiana es para viejitos”, “Esta música es para élites que solo ellos pueden valorar y disfrutar”, “Eso es de hace muchos años, ya no hay nada nuevo” o “Esa música es de baja calidad”
Es por todo lo anterior es que todos quienes amamos las músicas tradicionales debemos difundirlas para abrirles nuevos espacios, esa es una forma de cambiar imaginarios errados, para soñar en el día que todos los colombianos volvamos a creer en nuestras músicas.
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