En mi reciente viaje a Ginebra, al festival Mono Núñez, sin lugar a dudas el más importante que tiene Colombia en cuanto a música andina colombiana se refiere, disfruté de un nuevo espacio llamado “El Parque de la Música” donde se realizó el festival de la plaza. El cual, durante 22 años se realizó en el parque central del municipio, y gracias algunas dinámicas de privatización de acceso a la cultura donde para estar cerca al escenario había que pagar, generaba que quienes no pagaban debían disfrutar de la música desde los lados del escenario o desde algún lugar del parque donde no se veía bien, lo cual generaba un asilamiento para quienes por algún motivo no pagaban.
Pero con gran alegría encontré un nuevo sitio mucho más grande, donde cabían todos. Tanto los que podían pagar la comodidad de las sillas, como quienes se sentaban en el suelo empedrado aunque algo incómodo pero había la posibilidad de estar muy cerca al escenario, de poder disfrutar de cerca del festival de la plaza. Lo que sin lugar a dudas resulta supremamente valioso e importante para que la gente joven que desea acercarse a la música colombiana por medio de eventos como el festival Mono Núñez pueda hacerlo de manera gratuita.
El parque de la Música cumple con unas de las necesidades más grandes de la música andina colombiana contemporánea debido a que se hace necesario que dicha música se acerque más a la gente del común, ya que tiene un nivel académico muy avanzado, donde solo lo disfrutan realmente los que llevan algún tiempo de escuchar y conocer la música colombiana. Con lo cual de alguna manera excluye a quien apenas inicia en dicho proceso. Es por eso que son muchísimas las personas en el país que creen que la música andina colombiana es Silva y Villalba, Garzón y Collazos y otro montón de “viejitos” y así ignoran que la música andina colombiana en este momento la gran mayoría es compuesta e interpretada por gente joven.
Es por todo lo anterior que celebro con alegría que la música andina colombiana tenga un escenario amplio donde quepan todos, los amantes y conocedores como los que apenas se acercan, donde cada vez más gente se de cuenta que la música andina colombiana puede ser para todos.
Pero con gran alegría encontré un nuevo sitio mucho más grande, donde cabían todos. Tanto los que podían pagar la comodidad de las sillas, como quienes se sentaban en el suelo empedrado aunque algo incómodo pero había la posibilidad de estar muy cerca al escenario, de poder disfrutar de cerca del festival de la plaza. Lo que sin lugar a dudas resulta supremamente valioso e importante para que la gente joven que desea acercarse a la música colombiana por medio de eventos como el festival Mono Núñez pueda hacerlo de manera gratuita.
El parque de la Música cumple con unas de las necesidades más grandes de la música andina colombiana contemporánea debido a que se hace necesario que dicha música se acerque más a la gente del común, ya que tiene un nivel académico muy avanzado, donde solo lo disfrutan realmente los que llevan algún tiempo de escuchar y conocer la música colombiana. Con lo cual de alguna manera excluye a quien apenas inicia en dicho proceso. Es por eso que son muchísimas las personas en el país que creen que la música andina colombiana es Silva y Villalba, Garzón y Collazos y otro montón de “viejitos” y así ignoran que la música andina colombiana en este momento la gran mayoría es compuesta e interpretada por gente joven.
Es por todo lo anterior que celebro con alegría que la música andina colombiana tenga un escenario amplio donde quepan todos, los amantes y conocedores como los que apenas se acercan, donde cada vez más gente se de cuenta que la música andina colombiana puede ser para todos.
Felicitaciones, muy buena la página
ResponderEliminarSaludos
Carlos Suárez