miércoles, 29 de septiembre de 2010

GRUPO JUGLARES, ENCUENTRO DE MÚSICAS LATINOAMERICANAS


Este año tuve la oportunidad de ver un grupo del cual que había escuchado muy buenos comentarios, pero nunca los había visto, y cuando pude hacerlo quedé admirado por su derroche de virtuosismo. Estoy hablando del Grupo Juglares ganadores en la edición 2010 del premio Modalidad Instrumental en Festival de música andina colombiana Mono Núñez.

Hace poco gracias al contacto que hizo una amiga de la música andina colombiana, me pude contactar con uno de los integrantes del grupo el cual tuvo la amabilidad de compartirme algunas de sus canciones, las que solo había podido escuchar en un concierto dialogado pero no había tenido la oportunidad de hacer el ejercicio de escuchar detenidamente para volver a sentir la misma admiración que viví en el concierto pero esta vez de una forma un poco más reflexiva que me permitiera analizar un poco más la propuesta musical de Juglares.

Son muchos los aspectos que me llaman la atención de ese gran grupo, el primero: es el virtuosismo de los integrantes evidenciado en la ejecución de muchos instrumentos dentro de una misma canción, lo cual obliga a que casi todos los integrantes cambien de instrumento musical dos o tres veces en cada canción, lo cual es muy atractivo visualmente y obviamente que se escucha muy bien. Así mismo encontré en Juglares una fusión de dos formas musicales que muchas veces son confundidas una es la música andina colombiana (MAC) y la otra es la música andina latinoamericana (ritmos como La Cueca, San Juanito, Saya y Pasillo Ecuatoriano) y lo que hace Juglares es con instrumentos de origen latinoamericano como las quenas, zampoñas, el charango entre otros interpretar bambucos, pasillos, valses colombianos logrando una fusión bastante interesante, es más ellos lograron una ovación impresionante por el público del festival Mono Núñez al interpretar un clásico de la zona andina colombiana como “Las Acacias” en una versión instrumental realmente brillante dándole una nueva interpretación a un clásico que algunos podrían darlo por olvidado, pero que una versión como esta la hace permanecer en la memoria de muchos. 

También hay que decir que la propuesta no solo contempla instrumentos tradicionales latinoamericanos como los mencionados anteriormente, sino que integran la batería, el bajo eléctrico y la guitarra acústica logrando un ensamble instrumental que llama la atención a quien lo escucha por la versatilidad como son utilizados para el avance de la música andina colombiana y latinoamericana.

No puedo terminar sin hacer alusión al discurso ecologista que tiene Juglares en sus presentaciones, ya que tienen canciones dedicadas al planeta como “Pachamama, No Llores más”  lo cual es una muestra importante del papel de difusión social que deben tener no solo MAC sino las músicas del mundo.

Sin lugar a dudas encontrarse con grupos como Juglares dentro de la MAC es tener la posibilidad de leer nuevas construcciones culturales integradoras latinoamericanas, donde se resalta la calidad de nuestras músicas y nuestros músicos. 

lunes, 20 de septiembre de 2010

EL DERECHO AL SILENCIO


Sin lugar a dudas una de las características de la sociedad actual son los pocos espacios que se brindan al individuo para disfrutar de la soledad y del silencio, lo cual se puede percibir en cualquier espacio, siempre hay como acceder la voz de otros ya sea en la radio o en los reproductores de música, porque lo importante es no estar solos. Hoy quiero abordar este tema ya que a partir de un muy buen artículo que leí hace unos días  (http://www.elespectador.com/columna-222342-musica-ambiental-de-nuestras-vidas) me llevó a hacer un análisis de algunas actitudes vistas en diferentes espacios que me confirmaron esas sospechas sobre el miedo al silencio que la necesidad de consumir nos implantó.

Tengo el placer de ser cercano al parque nacional natural los nevados, y subir a trabajar de vez en cuando al Nevado del Ruiz (o mejor Cumanday, nombre puesto por los indígenas) y hay algo que me gusta mucho de mi trabajo, es precisamente el silencio que da la cercanía a la montaña y es ahí donde reside el disfrutar del paisaje, toda vez que los sentidos permiten valorar más no solo lo que se ve sino lo que se escucha, huele y palpa dentro de un parque nacional natural. Pero parece que hay quienes no valoran esto, lo digo porque aun recuerdo hace unos tres meses en un sitio curiosamente llamado el “Valle de las Tumbas” o “Valle Del Silencio” cuando venía descendiendo había un vehículo con música a todo volumen además de ser una música en mi criterio poco adecuada para un sitio como ese, porque irrumpía el paisaje con toda la estridencia que compartía para hacer alarde del equipo de sonido de su vehículo, pero lo que realmente estaba haciendo alarde de su ignorancia al desconocer en qué sitio estaba. Recuerdo claramente que escuchaba “Los Cantores de Chipuco” que si bien alguien podría disfrutarlo en medio de una fiesta, no creo que en un parque natural fuera el sitio adecuado para escucharlo a todo volumen, acabando con la tranquilidad que muchos disfrutábamos.

Pero ese es solo un ejemplo de miles que se podrían plantear para mostrar cómo hay quienes no disfrutan de estar solos.

Si bien soy un enamorado de la música reconozco claramente la necesidad y casi que el derecho que cada individuo tiene de vivir momentos de silencio, pero muchas personas se niegan hacer uso de este privilegio para sus oídos, pero lo que personalmente me preocupa es que estas personas obligan a otros a evadir el silencio, el ejemplo es sencillo para entenderlo mejor, recuerdo hace un par de meses una persona en del Parque del Café (Montenegro –Quindío) portaba una grabadora pequeña con mucho volumen y escuchaba reggaetón contaminando el ambiente y no simplemente porque este género musical sea bueno o sea malo, sino porque es otro lugar para disfrutar de un poco de silencio, pero esta persona violenta los oídos de quienes pretenden cambiar el ruido de su cotidianidad por un espacio diferente.

Para terminar, hay que decir que por más que a una persona le guste la música ya sea muy elaborada o simple y sin mensaje alguno, nadie puede obligar a otros a escuchar sus preferencias musicales, y más cuando se está en un sitio donde normalmente las personas van a buscar divertirse de una forma diferente, buscan un sitio no se necesite música y mucho menos a niveles altos que contaminen el ambiente.   

jueves, 9 de septiembre de 2010

SE BUSCAN NUEVOS PÚBLICOS


La semana anterior, conversé con alguien sobre la necesidad de formar nuevos públicos para aquellas propuestas musicales que poco suenan en la radio y que reciben poca difusión por considerarse de un público reducido, como es el caso de la música de Cámara, grupos de Jazz y obviamente grupos que interpretan música andina colombiana estos últimos casi que solo se escuchan en los festivales y concursos del género, y en la mayoría de las ocasiones se quedan en el olvido propuestas musicales tan variadas y tan ricas que por no tener difusión terminan quedándose en pequeños grupos de personas poseedoras de colecciones y de piezas musicales que muchísima gente valoraría si solo pudiera tener acceso a ellas. Pues bien, lo que intentaré plantear hoy es buscar y proponer algunas alternativas para la difusión y por qué no buscar un poco de popularización de dichas propuestas.

Considero importante ayudar a formar nuevos públicos, jóvenes preferiblemente,  para garantizar que la música no solo perdure sino que esos nuevos públicos también puedan aportar en la actualización de las propuestas y de alguna manera hagan música, porque si resulta fundamental abrir nuevos espacios, donde la inclusión se haga evidente para quitarle un poco de fuerza a algunos planteamientos con fines eruditos que cierran grandes propuestas musicales a unos pocos negando la posibilidad no solo a quien escucha sino a quien hace la música de dialogar con otro tipo de público que le permite implementar nuevos lenguajes un poco menos acartonados para que lleguen a más personas.  

Por ejemplo para el caso específico de la Música Andina Colombiana (MAC) es muy importante no solo seguir fortaleciendo los espacios de los festivales y concursos como punto de encuentro de las nuevas propuestas y los nuevos compositores, sino que así mismo se hace necesario sacar todas esas propuestas de los festivales como espacio único de encuentro para buscar esos nuevos públicos, llegar a aquellos que no saben ni siquiera de la existencia de los festivales y menos de la existencia de las nuevas propuestas, pero que estoy más que seguro que al escuchar las propuestas contemporáneas de la  MAC se van a acercar y ¿esto cómo se logra? Con dejar creer que la música nuestra es música es de élites o de unos pocos, creer y saber que al ser una parte música nacional con tanta trayectoria y con tanto contenido que interesa a muchísimas personas sin importar que sepan o no de MAC, pero tiene el derecho de saber qué es lo nuevo, para cambiar el concepto que muchos tiene de “música de viejitos” que ha perjudicado directamente a los músicos  y a quienes nos gusta difundir las nuevas propuestas porque cada que se va a hablar de MAC hay que explicar la realidad e incluso hay que explicar la diferencia entre música colombiana y música andina colombiana.

También tengo otra propuesta para buscar nuevos públicos aunque quizás muchos músicos y compositores y compositoras no estén de acuerdo conmigo y para otros y otras será una obviedad,  pero considero que es una buena forma de que más personas escuchen más personas. La propuesta es sencilla, es regalar música, obviamente no regalar todo el trabajo discográfico, pero algunas canciones si, regalárselas a gente joven que pueda escucharla en su reproductor de música o en lugar que desee, lo cual es una forma de presentar lo nuevo, con lo cual estoy más que seguro que generará un nuevo público que valorará de igual forma y hasta más como lo disfrutan las minorías.

Para terminar, esta entrada no es más que un llamado más -de los muchos que se han hecho aquí- para abrir los círculos de quienes escuchan las propuestas musicales contemporáneas en diferentes géneros que son poco escuchados.

sábado, 4 de septiembre de 2010

POR ESTO FUE....


En los últimos meses en los que he tenido la oportunidad de compartir en diferentes espacios académicos formales e informales mi pasión por la música andina colombiana (MAC), y hay una pregunta que es ya una constante pero que en ningún momento me molesta, es más, me parece normal porque a quienes no conocen de la MAC les parece extraño que a alguien relativamente joven le guste este género musical y por eso muchísimas veces me han preguntado ¿Por qué escuchas esa música?  Por eso, hoy quiero contar de forma resumida estos 12 años de escuchar MAC desde cuando encontré el primer CD en mi casa hasta hoy donde la música de región andina colombiana me rodea muchos campos de mi vida.

Pues bien empecemos, todo empezó más o menos cuando estaba en el colegio, cuando encontré un cd de música andina colombiana y lo empecé a escuchar mucho, bueno adicional a eso y casi paralelo tenía un interés por la historia de esta región del país que sin lugar a dudas está muy anclada a la música, además que por ese interés fue que desde muy niño me ha gustó trovar y hoy en día cuando tengo la oportunidad en ciertos espacios lo hago para divertirme un rato.

Posteriormente cuando mi interés se incrementó después de escuchar cientos de veces ese primer CD empecé a buscar esta música en casa de amigos y familiares, cada que veía un CD o cassette donde hubiera bambucos, pasillos, etc. Lo pedía prestado, obviamente mientras que escuchaba los aires de la región andina escuchaba otras músicas por ejemplo la ranchera mexicanas, la trova cubana, rock en español y otros géneros musicales más pero con la MAC empecé a conocer un poco más.

Si bien hubo una época que fui amante de la propuesta musical de Silvio Rodríguez y de la canción protesta en general en lo que llamo con cariño un hipismo primitivo, porque no fue muy radical, pero la MAC siempre estuvo ahí en ocasiones por ejemplo en fincas o cuando estaba escuchando música solo algunos bambucos y pasillos se atravesaron en medio de tanta trova cubana y cuando estaba en espacios con personas que no gustaban de ninguno de los dos géneros llegué a escuchar en muchísimas ocasiones los inicios de la música popular, y no tengo problema en admitir que me gustaba, pero afortunadamente entrar en el extenso mundo de la música andina colombiana me enseñó a escuchar mejor y a darme cuenta de la pésima calidad de lo que hoy es mal llamado como “Música Popular”.

Pero fue en los últimos 4 años después de ir por primera vez a un festival Mono Núñez en un viaje que parecía una aventura detrás de un sueño, toda vez que en ese momento no sabía ni donde quedaba Ginebra –Valle (municipio colombiano donde se hace dicho festival) y tampoco tenía una casa u hotel donde llegar, pero una vez estando allá y ver los grupos de cerca y comprender la variedad de posibilidades instrumentales y vocales que tiene la MAC que me apasioné después seguí asistiendo y empecé a asistir a otros festivales y concursos que ratificaron el gran valor que tenía la música andina colombiana en mi construcción personal y profesional.

Cuando hago el análisis de mi situación actual frente a la MAC, descubro que ahora estoy convencido del valor contemporáneo de nuestra música andina toda vez que logré encontrar lo urbano en una música que muchos la daban por perdida en los hechos rurales de antaño. Además de encontrar ese elemento que me hace convencido de lo contemporáneo también opté por difundir precisamente ese valor urbano de lectura de la realidad de la zona andina colombiana. Esa difusión no solo está sustentada en el ejercicio de este blog, sino en tertulias con gente joven, algunas charlas sobre los cambios musicales del mencionado género musical y por supuesto en la investigación que hago desde la sociología para explicar los cambios sociales de la zona andina colombiana a partir de los cambios del bambuco en los últimos 20 años.

Es por todo lo anterior y por muchísimas anécdotas y argumentos más, es que terminé enamorado de la música andina colombiana, y por lo que parece esta pasión va para largo.