La semana anterior, estuve en el concierto de navidad de la
Orquesta Filarmónica de Bogotá, un concierto maravilloso, que logró una
sinergia entre el público y la orquesta que realmente encantador. El
concierto abrió con la interpretación de la Misa Criolla, donde volví a ver una
cantante boyacense muy joven, pero de amplio reconocimiento en el medio de la música
andina colombiana (MAC), es Laura Chaparro, quien con una interpretación magistral
y emocionante me inspiró para escribir sobre las voces que interpretan
músicas tradicionales.
Quienes hemos tenido la oportunidad de escuchar, ver y
analizar las nuevas tendencias de la MAC, encontramos varias formas de
interpretación vocal, pero para nadie es un secreto que hay voces que cautivan más
que otras, por encima de conceptos técnicos, de voces muy académicas, que en
ocasiones no parecen estar en un concierto sino en un examen de canto lírico. Pero,
¿Qué hace que el público reaccione emotivamente con unas voces y con otras
tenga otros criterios? Para mí, la respuesta es que hay voces en que las
músicas tradicionales les suenan tan naturales, que les brotan como cualidad
innata, y si a eso se le suma un componente académico donde logran implementar
técnica a ese don natural, entonces ahí es cuando esas voces logran sacar
reacciones aireadas y emocionantes de quien las escucha, como personalmente me
pasa con varios intérpretes.
Dentro del proceso previo para escribir esta entrada, desde
hace unos días vengo recordando voces que me permitan darle forma a la idea que
quiero expresar. Ahí recordé a un cantautor (también boyacense) que he denominado la voz
del bolero dentro de la música andina colombiana, es Iván Horacio Borda, quien
en el disco que hace unos meses lanzó “Filin
Colombiano” logra poner en dialogo dos músicas latinoamericanas no solo
desde lo musical sino en la forma de cantar. Porque suena igual de agradable un
bambuco o un bolero por la forma de interpretar. Sobra decir que es un trabajo musical muy
recomendado para escuchar muchas veces.
El problema de las voces extremadamente académicas,
entiéndase líricas, es que muchas veces por las características propias del
canto lírico, cuando cantan músicas tradicionales hay momentos en que las palabras no se
entienden porque hay demasiada técnica en la proyección de la voz como tal, y
como las obras no fueron necesariamente compuestas para este tipo de voces, queda cierto
sin sabor porque hay algo que faltó en la interpretación como tal.
Por fortuna, en este momento hay una cantidad de artistas
que sus voces si bien tienen un componente académico, siguen haciendo vibrar el
público porque tienen la capacidad de no perder la esencia popular y emocional
de las músicas tradicionales. Y por eso logran gran reconocimiento. Gracias a
cada uno de ellos por mantener la emoción interpretativa de nuestras músicas, sosteniendo un alto de nivel vocal y con esto motivan a otros a hacer lo mismo.