Hoy quiero plantear un aspecto con una de las divisiones del folclor que me genera cuestionamientos y críticas. Es el caso de las personas que bailan músicas colombianas, especialmente la de la zona andina colombiana, ya que hay algunos elementos que me llaman la atención por su descontexialización si se le compara con la realidad la interpretación y composición de la MAC (Música Andina Colombiana). Antes que nada, quiero advertir que la crítica respetuosa que pretendo realizar es con base a lo que yo he visto, quizás haya otro tipo de proyecciones sobre el tema, pero las desconozco, por eso este ejercicio subjetivo de escritura está sustentado que mis percepciones personales.
¿Pero a qué me refiero a la “descontexialización”?. Hago mención específicamente a los atuendos que usan para bailar. Desde hace unos años noto que son atuendos que no corresponden ni siquiera a la realidad del contexto rural que pretenden simular, porque nuestros campesinos ya no utilizan faldas grandes, ni pañuelos en el cuello y mucho menos alpargatas entre otras prendas que se muestran en algunas danzas. Si bien es importante recordar ciertas dinámicas ruarles, como ejercicio de memoria histórica desde el arte, pero considero que también es necesario actualizar ciertos discursos y no pensar siempre en rescatar y proteger, también hay que disponerse más para proponer, crear y seguir construyendo la historia de la MAC como el campo puramente musical lo viene haciendo.
El aspecto que más preocupa de las danzas de la zona andina colombiana es que se les olvidó enseñarnos a bailar la MAC hoy, cosas que otras músicas colombianas si han hecho, por ejemplo: si en una discoteca suena cumbia la gente sabe más o menos cómo bailarla, lo mismo con algunos aires musicales del pacífico, pero en cambio si sonara un pasillo “volia’o” o un bambuco fiestero nadie sabría qué hacer, porque todos pensarían en un montón de atuendos que en una ciudad nadie usa. De ahí mi preocupación porque se actualicen las formas de danzar la MAC y no solo en términos técnicos como lo han avanzado los bailarines profesionales, sino en vestidos donde las personas se den cuenta que la música de la región andina se puede bailar de cualquier forma, y no hay que ser especialista o tener pomposos vestidos y múltiples accesorios para bailar una música que nos pertenece, que la hemos construido a la largo de la historia.
La pregunta que alguien puede hacerse es ¿Para qué bailar la MAC en discotecas o fiestas? Es para cambiar ese imaginario dañino que existe en gran parte de la población colombiana que es “la música colombiana es música de viejjitos” y ver a bailarines de atuendos lejanos a la realidad lo que hace es ratificar algo que le hace mucho daño a la difusión de la actualidad de la MAC. Además que es necesario aprender a bailar nuestra música andina colombiana para apropiarnos más de lo nuestro, que pareciera estar olvidado.
Como conclusión, quiero hacer un llamado respetuoso a los bailarines y bailarinas de MAC para que nos enseñen a bailar desde atuendos contemporáneos, esto nos ayudaría a conocer realmente nuestras músicas y descubrir que el cuerpo también puede expresar el sentimiento desde lo andino.